A pesar de saber que el fin estaba cerca, me resistí a
seguir nadando y malgastando mis últimas fuerzas en algo que ya estaba perdido.
El cansancio iba venciendo y cada paso a dar se me hacía un
imposible.
Desconocer el futuro solo alimentaba mi angustia y
desesperación. Decidí entonces armarme de valor y empezar a afrontar mis
problemas sin "PRE-ocupaciones". Decidí, que si realmente quería terminar de nadar
el espacio que me faltaba tenía que dejar de dedicarle a mis problemas un
tiempo que no se merecían.
A partir de entonces, reanudé mi camino pensando únicamente
en la meta.