"Tú, infantil chiquillo que no has tenido tiempo ni de pecar.
Pueriles ojos que devuelven una mirada cargada de ignorancia
y poco entendimiento.
Eres la viva imagen de la despreocupación porque aún no has
tenido tiempo ni de equivocarte.
Correteas como un alma libre por los parques sintiendo la
brisa nublar parcialmente tu risa. Sintiendo que el mundo es tuyo, que eres
eterno.
Escapas, persiguiendo una pelota que gira sin control hacia
la acera de enfrente y notas que te observan. Ojos apagados, locura contenida,
mirada puesta en ti.
Sientes por primera vez lo que es el miedo y te asustas de
aquella mirada que grita peligro. Las piernas se te agarrotan y de pronto…ya no
puedes correr.
Así es como dejas el mundo, apagado ante tu ausencia. Ya no
se oye la risa, ya nadie juega contigo porque te has ido sin querer. Sin
haberlo incluso pedido.
Te han llevado sin testigos y nunca más te volvieron a ver."