Bueno, desgraciadamente y quizá también por fortuna, esto se
acaba. Lo que empezaba como una aventura desconocida se ha terminado convirtiendo
en una carga para mí. Ha sido bonito, desde luego, una experiencia inolvidable
para alguien de mi edad.
¿Quién lo hubiese creído hace ocho meses?
El problema de este
capítulo de mi vida ha sido más que nada uno y con nombre propio. Que
absolutamente inútil te sientes cuando sabes que no puedes hacer nada y nadie
puede defenderte. Es tu palabra contra la suya.
Moriré sin saber qué es lo que le pasa o le pasaba conmigo. Siempre
me quedará la incertidumbre de si eran los celos lo que podían con ella o si venía
así de fábrica. No lo sé.
Lo que sí sé es que ya ha comenzado la cuenta atrás, que
este fin es inminente porque ya no siento que deba estar aquí, haciendo esto
por amor al arte.
Se acabó ser la gilipollas de Giulietta. El "cachondeo" ya
roza lo absurdo y por más que mire hacia atrás no logro distinguir en qué
momento he pasado la línea que delimitaba mi paciencia. Se acabó. Estoy harta
de tus acusaciones injustificadas, de tus rabietas de niña, de tus celos no
confesos.
De verdad me hubiese gustado que las cosas hubiesen sido
diferentes. Nunca pretendí ser tu amiga, pero ahora entiendo que nunca vamos a
encajar y tampoco quería quedarme con este recuerdo de ti de persona tóxica. Quizá
esto también sea culpa mía, como todo, y no haya sabido cómo quererte. Me ha
resultado muy difícil.
Ahora que vuelve el estrés, espero que comprendas que ya no
voy a tener el aguante suficiente para soportar tus chorradas, por lo que prefiero
marcharme así, cuando la hipocresía es recíproca y crees que me caes bien.
Siento que seas de esta manera, siento que haya sido de esta
manera y sobre todo espero que nos volvamos a ver, pero eso sí, en muy pequeñas
dosis.
* * *