miércoles, 3 de septiembre de 2014

En el mientras tanto...


Es raro esto de esperar por “el amor”.

           Estoy empezando a cansarme de analizar frases, tonos de voz, miradas y jugadas estrategas. Es realmente agotador el proceso de “enamoramiento”.

           No es que esté enamorada, (más bien todo lo contrario sabiendo lo que opino del “amor”), pero esta sociedad de hoy en día, (y de siempre), no concibe otras palabras para definir esa atracción inquietante entre dos personas.

           Muchas veces tampoco se trata de atracción. Yo creo que, más bien, reside en el miedo a quedarnos solos, (aunque yo ya lo tengo asumido: "Demasiado loca de los gatos."), y también, de nuevo, a la presión de la sociedad al incitarnos a aspirar a los grandes tópicos de: casa, marido e hijos.

           ¿Qué pasa cuando llegas a una edad y te das cuenta, por fin, de que no conseguirás nunca ninguna de estas tres cosas? ¿Se abrirá la tierra y te caerás en un agujero de lava? Entonces, ¿por qué tanto miedo a quedarnos sin experimentar lo de la casa, el marido y los hijos? ¿Por qué la constante lucha hacia una aspiración social que, quizá, no va con nosotros?

           Supongo que estas grandes incógnitas casi siempre van ligadas al miedo. Miedo a la soledad, miedo a no conseguir lo que queremos o a fracasar en el intento. Miedo al miedo al fin y al cabo.

           Estas son las cosas que se me ocurren mientras espero a que mi “enamorado” se dé cuenta de que estoy loca por él. Mientras tanto, sigo esperando. 

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