Es raro esto de esperar por “el amor”.
Estoy empezando a cansarme de analizar frases, tonos de voz,
miradas y jugadas estrategas. Es realmente agotador el proceso de “enamoramiento”.
No es que esté enamorada, (más bien todo lo contrario
sabiendo lo que opino del “amor”), pero esta sociedad de hoy en día, (y de
siempre), no concibe otras palabras para definir esa atracción inquietante entre
dos personas.
Muchas veces tampoco se trata de atracción. Yo creo que, más
bien, reside en el miedo a quedarnos solos, (aunque yo ya lo tengo asumido: "Demasiado loca de los gatos."), y también, de nuevo, a la presión de la sociedad al
incitarnos a aspirar a los grandes tópicos de: casa, marido e hijos.
¿Qué pasa cuando llegas a una edad y te das cuenta, por fin,
de que no conseguirás nunca ninguna de estas tres cosas? ¿Se abrirá la tierra y
te caerás en un agujero de lava? Entonces, ¿por qué tanto miedo a quedarnos sin
experimentar lo de la casa, el marido y los hijos? ¿Por qué la constante lucha
hacia una aspiración social que, quizá, no va con nosotros?
Supongo que estas grandes incógnitas casi siempre van
ligadas al miedo. Miedo a la soledad, miedo a no conseguir lo que queremos o a
fracasar en el intento. Miedo al miedo al fin y al cabo.
Estas son las cosas que se me ocurren mientras espero a que
mi “enamorado” se dé cuenta de que estoy loca por él. Mientras tanto, sigo
esperando.
* * *
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