lunes, 24 de junio de 2013

Cambio Pasado por Presente

         

          Tenía tantas expectativas sobre nuestro reencuentro que dejé  a mi imaginación vagar a su antojo pensando en cómo iba a ser.
         ¿Íbamos a recordar momentos del pasado?, ¿Íbamos a reírnos del presente?, ¿Nos abrazaríamos con la alegría propia del reencuentro?, ¿Seríamos los mismos?
¿Cómo sería?
         Hubiese dado cualquier cosa por repetir el pasado, por darle a mi vida aquella única dirección, sin dolor, sin lágrimas, sin preocupación. Solo quería sentirme de nuevo en casa, sentir el calor de la seguridad y la alegría contenida. Quería que fuésemos sólo nosotros, disfrutando de la noche y del mar agitado.
         Pero nada fue así, ¿verdad? Todo era tan triste y tétrico. Nada podía salvar a aquella noche malgastada, porque así la sentí. Quizás solo era el hecho de que nadie parecía querer estar realmente allí. Quizás es que ya no me acordaba de cómo eran ellos, quizás era que había olvidado el verdadero pasado y lo había subestimado en demasía, porque no habían explicaciones ni ningún “quizás” que pudiese valer.
         Sólo quería beberme aquella cerveza y marcharme a casa pensando en el dinero que había malgastado en una noche perdida, lamentando mi nuevo presente, recordando que mis recuerdos ya no parecían tener coherencia ni sentido.                       Ya nada lo tenía porque no podía entender como mi fidelidad había cambiado tanto y cómo de repente no deseaba estar allí sino cuarenta kilómetros al norte, bebiéndome otra cerveza acompañada de una “horandela” sintiendo, como sólo podía sentir con mis nuevos locos, que lo invertido no podía compararse con lo obtenido. 

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