"Descarté el hecho de que sabía que había estado a punto de
desterrar mi alma a un ser que no merecía mi cariño. Me había salvado por los
pelos de lo que para mí había sido un calvario durante toda mi vida.
Odié la idea de que le había regalado mi corazón a alguien
que lo había significado todo. Alguien que había podido hipnotizar a otras con
sus dotes interpretativas, su pulcro sentido del humor y sus ojos que eran,
cuando a él le convenía, dos libros abiertos. Dos libros por los que yo hubiese
matado no hacía mucho. Dos ojos que para mi habían resultado dos laberintos en
los que podía perderme.
Fue precisamente eso lo que me ocurrió, me perdí en mi
propia fantasía de cuento de hadas y cuando quise encontrar la salida, la
realidad ya me había engullido."
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