Creo que ya lo he dicho muchas veces pero se repite tan
seguido, y de tantas maneras diferentes, que aún me sigo sorprendiendo de lo
ingenuos que podemos llegar a ser.
Amor es un sustantivo abstracto. Esto, para quién no lo
sepa, quiere decir que no se puede palpar con los sentidos. Es ficticio,
idealizado por las mentes. Es humo. Nada que sale de la nada.
No nace de nuestro
pecho, ni de nuestro corazón ni de las mariposas en nuestro estómago. El amor
nace en la mente de un individuo que confunde atracción física con atracción
sentimental y es que parece que hoy en día, los jóvenes más jóvenes que yo, se “enamoran”
a la primera de cambio.
Una sonrisa, un beso, un polvo y eso ya es amor.
Yo sigo defendiendo que amor es ese momento en el que ya
conoces las carencias, dificultades e imperfecciones de la otra persona. Amor
es el instinto de querer proteger a alguien, saber de qué pata cojea, saber qué
decir en el momento clave. Amor es pensar en esa persona aunque no esté
presente, saber que puedes contar con ella y ella contigo. Amor es ese momento
en el que te das cuenta de que todas estas cosas empiezan a formar parte de tu
vida y has aceptado, por fin, que te habías encaprichado de un ideal
imaginario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario