jueves, 23 de octubre de 2014

Como cada 23 de Octubre...



           

           Este año no quería extenderme. Sí, he traspasado la barrera de las dos décadas. Se supone que todo lo que queda detrás son los recuerdos de una niñez complicada, de una adolescencia un tanto difícil y de un montón de imágenes desordenadas de momentos vividos y pasados.

            Sí, me cuesta aceptar el hecho de que ahora empiece mi vida con un 2 con lo poco que me gustan los números pares. Me cuesta también aceptar que tenga que ser correcta porque el momento de "descubrir" quedó atrás. Creo que lo que más me va a costar aceptar es que ya no veré la madurez como algo lejano sino como un hecho presente.

            Ya no tendrá sentido mentir para salir a descubrir el mundo prohibido. Se acabaron las épocas de pedir permiso para todo. Adiós a la seguridad de los brazos de mamá. Toca pelear con uñas  y dientes, aguantar las lágrimas, tomar aliento y continuar.

             La realidad es esta, la que elegí para mí. Elegí ser correcta, alocada en el sentido correcto, imperfecta cuando no quedaba de otra. Ejemplo para mi hermana, amiga para mis amigos, familia para mi familia. Elegí seguridad. Odiar las fiestas, amar el mar, dormir hasta que duela, llorar a escondidas. Tomé la decisión de seguir caminando bajo las tormentas, de enamorarme de cosas irreales, de vivir más en mi mundo que en este mundo.


             Decidí que haría aquello que quisiese hacer y no aquello que querían que hiciese y aún así, siento que he malgastado muchas oportunidades, he dejado pasar momentos, amigos, amores, lecciones…en fin, lo irrecuperable.

             Todo lo que he hecho ha sido por obra y voluntad propia. No puedo atribuirle mis incontables errores a nadie más. Soy la culpable de todo lo malo pero también de todo lo bueno.  

             He crecido con una familia que hizo lo imposible para hacerme feliz. He tenido unos padres impresionantes aunque nunca supe como decírselo. Tuve una maestra grandiosa, unos amigos perfectos para alimentar mi locura. Tengo una amiga-prima-hermana, (según se presente la ocasión), con la que he tenido mis más y mis menos pero que, sorprendentemente, siempre aparece cuando la necesito.

             He tenido un profesor de lengua que me animó a hacer esto: a amar a las letras, a sentirme bien contando esas cosas que nunca cuento. Tengo una hermana que es el blanco de mi negro y por la que mataría sin dudarlo aunque a ella tampoco sepa como decírselo. He podido abrazar de nuevo a mi amiga de la infancia, caminar al lado de mi primo, sentir el dolor de un adiós que nunca es hasta luego.

            He podido viajar, amar en secreto, llorar riendo, cantar gritando y soñar estando despierta. Me he sacado el carnet de conducir a la primera, he aprendido a ver lo positivo en la oscuridad más absoluta. He adquirido un hermano de otra madre. Conocí a los “Pipus”, dejé ingeniería y colapsé del estrés. Aprendí a jugar al “LOL”, probé el Diamante y rechacé a un amor. Me robaron, me pegaron y lo superé. Me tomé un año sabático y volví a estudiar (hola PDF de “Teoría del Buque” que debería estar leyendo). Mandé cartas a mano por correo, empecé en Yoga y encontré mi lugar favorito.

           20 otoños a base de recuerdos y aún sigo sintiéndome insegura.

           Este año no quería extenderme pero, joder, que sentimental me pongo los 22 de octubre a las 12:00.

           Sigo manteniendo el miedo al fracaso, sigo creyendo que lo bueno aún está por llegar, sigo esperando el por qué de un axioma irrelevante y me alegro profundamente de haber dejado ingeniería.

Giulietta

¿Ves? Lo malo se transforma en bueno y volvemos a empezar.
 NO TE RINDAS


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2 comentarios:

  1. Por muchas cartas y abrazos mas!!! Nuestro adios es un hasta luego...
    Agus

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