"Este era el límite, lo sabía perfectamente. Podría convertirse
en un juego. Podríamos pasear de la mano cuantas veces quisiera, besarnos
apasionadamente mirando el mar, sentir el fuego propio de la atracción y
besarnos aún más…incluso sin sentido, pero nada más.
No me veía capaz de fingir para complacerlo. Conocía dónde
estaba mi límite y que estaba dando lo mejor de mí. También sabía que no sería
suficiente, pero mi lado egoísta no quería dejarlo escapar.
Por otro lado estaba él, mi perfecto idealizado e idolatrado
hombre perfecto, haciéndome sonreír en mitad de la noche, consolándome en los
momentos difíciles. Animándome a continuar.
¿Será que no soy capaz de sentir amor por nadie? ¿Será que
ya estoy completamente enamorada de un ser invisible y por eso no puedo querer
a nadie más?
Lo que más me aterra es que no me desagrada este pensamiento.
Es como si sólo estuviese constatando un hecho muy obvio: quiero a alguien que
no existe pero tampoco quiero estar sola en la realidad.
Los amantes presentes y futuros solo serán carnales y pasajeros
para mí, es algo que de alguna forma comienzo a asumir. Sé que no podré amar nunca
a nadie como lo amo a él, sé que no podré sentir nunca nada igual esto y, sobre
todo, sé que nadie va a corresponderme de la misma manera.
Este es solo un mundo físico para mí."
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