sábado, 3 de mayo de 2014

Deep


            Estoy de bajón. Hoy siento que mi vida no va a ningún lado. Mis pasos son lentos, la mirada gacha, la frente fruncida. 

¿Qué me pasa?

           ¿Es el hecho de que él me deje en la estocada cuando más me hace falta? ¿Cuando por fin empiezo a darme cuenta de lo que significa realmente para mí? ¿De dónde viene esta tristeza?

           Ahora se trata de entender que las cosas se acaban, que este año sabático ya termina y toca hacerme a la idea de que posiblemente ellos ya no puedan estar. No, al menos, como hasta ahora. O posiblemente solo nace de saber que el tiempo se me acaba, que lo que viene, a partir de ahora, sea otra vez una cuesta empinada, un camino solitario y, con mucha seguridad, otra lucha a solas.

           Sigo sin entender que es lo que me pasa. Estas cosas ya las sabía ayer, era consciente de lo que me quedaba y también de aquellas cosas que voy a tener que dejar en el camino para labrarme un futuro un poquito mejor. Es por esto que no entiendo cómo, de repente, ya no logro encontrar aquella risa que salía con facilidad hace apenas unas horas. No logro comprender como de un momento a otro se puede pasar de una felicidad aparentemente plena a un bajón inmejorable.  

            Este día ya empezaba mal sin lo de él, pero parece que ha sido el bombazo definitivo, el último argumento que necesitaba para volver a la cama y no salir más. Le necesito, aún no sé muy bien de qué manera pero me mantiene feliz, expectante ante la vida. Siempre contenta. Y es que, si él no está, ¿quién va a "carrilear" esta línea?

3 comentarios:

  1. ¿Quien o qué? No te pongas piedras en el camino que aun no están. Él tiene muchas lineas que "supportear" y, aunque duela, nosotros no podemos ser más que espectadores de su partida, pero eso no significa que no podamos jugar juntos de vez en cuando. Es una idiotez hacer esto, pero, supongo que estoy moralmente obligado/a. Las lágrimas grises se calan en el corazón de fénix como si de veneno se tratase.

    ResponderEliminar
  2. Lo que te conté el domingo, Fénix, es sólo lo que quedaba tras esta entrada del blog. Te comportaste muy bien y sigue siendo ridículo también para mi sentir esto, pero aún así no puedo evitar sentir pena.

    De todas formas, te debo una grande por como manejaste la situación. Llorar no es lo mío, lo sabes y menos cuando el Diamante hace su efecto ;)

    GRACIAS de nuevo, por esto, por lo del domingo, por TODO.

    ResponderEliminar
  3. Me debes ya unas cuantas :D y de nada, aunque la empatía no es lo mio, es un placer estar a tu lado.

    ResponderEliminar