“El día amanece soleado, para mi desgracia. No parece querer
reflejar nunca mi estado de ánimo este tiempo tan caprichoso.
Él sigue su camino, su vida, conmigo pero sin mí.
Parece que le gusta eso de ir diciendo que hay alguien que
le quiere y que se preocupa por él mientras sale con otras. Parece que le gusta
eso de ser siempre él, él y él, no importa el orden. A sus ojos, debe parecer
que a mí me gusta que me mienta, que me humille, que coquetee con otra. Parece,
pero no.
Hoy me he armado de valor. Hoy he decidido ponerle fin, por
fin.
Demasiadas dudas, demasiadas inseguridades, demasiado para
demasiado poco. Así que ya, me rindo, sin más. Decido dejarlo, aunque él, el
mundo, yo…sabe, sé que lo quiero. Aunque él ya me haya dejado con anterioridad,
aunque ya me haya arrastrado por una segunda y tercera oportunidad.
Las peleas no me sirven como excusa, ya últimamente ni eso
hacemos. Supongo que esta es “la calma antes de la tormenta”.
Me visto, me arreglo, lo llamo y me voy, con el corazón en
un puño, con el miedo en el cuerpo, con la esperanza de que esto no le destroce
demasiado sabiendo ya su historial. Esperando, como siempre he esperado por él,
que me deje marchar en paz.
Me voy para pedirle una nueva oportunidad pero esta vez para
que me permita conocer a alguien que no me haga llorar cuando siento que no soy
suficiente. Me voy con él sabiendo que a la vuelta volveré sola y se me llena
el pecho con algo que denominé alivio.”
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