domingo, 1 de diciembre de 2013

"Hoy me siento bien, mañana ya veremos."


            No sé si alguna vez te ha pasado, querido lector, que sientes que un día te comes el mundo, arrancas con todas las ganas, lo quieres todo y sientes que vas a tener un día estupendo y al siguiente te levantas un miércoles (por ejemplo) sintiendo que es lunes, con ganas de matar a alguien y pobre del desgraciado que se atreva a hablarte por la mañana.

             Así es como me he dado cuenta de lo “cambiantes” que somos los seres humanos. Un día somos unos dioses, la vida es estupenda y al siguiente todo es un desastre, la vida es una mierda, “déjame en paz”.

              Yo, que tengo una hermana, que vivo con ella todo el día y que dormimos en la misma habitación, veo esto muy claramente. Hay días en los que ella me mata con la mirada cuando hago alguna broma, otros en los que ella tiene el ánimo lúdico muy alto y quiere jugar a algo y yo me quiero enterrar en la cama. Hay días, muy pocos, en los que las dos coincidimos y nos llevamos muy bien y peleamos en broma, miramos alguna serie o película e incluso compartimos cotilleos. Los problemas empiezan cuando metemos a mi madre en estas “peleas de broma” y ella lo único que quiere es tirarnos por la ventana.

              No sé si se entiende mi punto de vista. Es que realmente yo tampoco sé que es lo que quiero reflejar exactamente. Es eso de que nadie tiene dos días iguales. Yo era todo negatividad, todos los días a todas horas. Unos días en un grado más alto que otros, pero siempre negatividad.

              Creo que me doy cuenta de todo esto ahora porque es cuando más “días felices” he tenido. Es el hecho de que ahora intento con todas mis ganas cambiar un poco, reír más, estar más contenta y dejar de lado aquella negatividad tan oscura y tan estresante que me acompañaba todos los días.


"Es esta cordillera de sentimientos que a veces son en bajada y otras en subida. Una veces nos encontramos en la cima sonriendo de satisfacción ante la vista y otras no encontramos al pie de la montaña más alta mirando hacia arriba con ganas de enterrarnos en la cama y no salir nunca más."

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