Querido y no tan querido Sr.Wert:
Gracias por darles a los estudiantes algo por lo que luchar
y gracias por robárselo cuando más lo necesitan. Justo en ese momento cuando el
deseo de ser alguien se vuelve una aventura y el dolor del presente no nos deja
respirar.
Usted también ha sido estudiante, usted también ha luchado
por algo o por ser alguien, aunque
ahora simplemente sea alguien muy
odiado. Lo que quiero que entienda es que lo único que le está haciendo a una
educación ya de por si pobre es sumirla aún más en una “pauperrimidad” total.
¿De verdad quiere a su pueblo?
Sabemos que sus hijos van a colegios, institutos y
universidades privadas y que usted y su familia no viven la misma situación que
la mayoría de la población española, pero no se preocupe ministro que yo le
explico.
Sé que existe una posibilidad muy elevada de que no hayan
tenido que sentir la presión desmesurada que es llegar a fin de mes y no saber
si le dará el dinero para comer. Quizás tampoco haya notado la lentitud del
paso del tiempo en cada día cuando la agonía de pagar una deuda se hace
insoportable. Una deuda, que por cierto, fue contraída para pagar un sueño como
es el llegar a ser alguien y no precisamente alguien tan odiado como usted.
Querido y no tan querido señor Wert, perdóneme por querer
ser alguien, gracias por darme la oportunidad de comprobar que todo, incluso la
educación, está envenenado en este país. Gracias por quitarme algo que me
corresponde por derecho y sobre todo espero que las cosas le sigan yendo igual
de bien y que ninguno de sus hijos sientan nunca la agonía y el fracaso
personal que supone la imposibilidad de acudir a la universidad por problemas
económicos.
Siento también que esta carta haya sido escrita en vano
porque aunque comparta mis palabras se que jamás llegará a leerlas y que todos
mis problemas y los problemas del resto de estudiantes, a usted, le importan
una mierda.
Atte. Giulietta
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