Hoy es el día de acción de gracias en Estados Unidos. Se
celebra el cuarto jueves del mes de noviembre. Antiguamente se hacía una gran
cena como agradecimiento por las buenas cosechas. Este es el motivo por el que
no he subido nada ayer. Me ha parecido más conveniente subirlo hoy jueves.
La razón de todo esto, más allá de ser la típica “Americanada”,
de que sea el famoso día de Acción de gracias, (“Thanksgiving Day”), y de que
sea de esas cosas que siempre salen en la tele, me ha parecido una buena
oportunidad para recordar de alguna forma lo valioso que es dar las gracias por
las cosas que obtenemos. Aunque ya he hablado un poco de esto en "Me cayó del cielo" solo se trataba de
unas pocas experiencias personales.
Y ahí está la cosa. Es dar las gracias lo que hace esta
celebración tan famosa. Familiares reunidos alrededor de una mesa, cenando y
dando las gracias por las cosas obtenidas durante el año. Y es que aquí hay dos
claves fundamentales: el hecho de que se reúna la familia en mitad de semana,
de que realicen viajes a través del país para estar todos reunidos y de que se
haya convertido en una fiesta nacional. Y el otro lo importantísimo que es dar
las gracias.
Y es que debe serlo esto de “dar las gracias” porque Estados
Unidos no se para así como así por algo. Es el hecho de que medio, por no decir
todo, el país está parado: tiendas cerradas, día sin trabajar, puente el
viernes…
Muchas veces estamos tan inmersos en la rutina que no nos
damos ni un minuto para parar y decir: “Uff, gracias por llegar por fin a casa”
o “Gracias por la cena” o “Gracias por las cosas que me puedo permitir”o por recibir una simple sonrisa. Lo que
quiero que veas, querido lector, es que no tiene que tratarse de nada religioso.
Yo no soy creyente ni me han educado en ninguna religión específica. Quiero que
veas que se puede estar agradecido con el mundo, con las cosas, con el
Universo, sin necesidad de sentirnos ridículos ablando con un ser invisible y “aparentemente”
omnipotente.
Después de todo este rollo, lo fundamental, lo
imprescindible es que entiendas este mensaje que quiero darte: Da las gracias.
No lo hagas porque te lo digo yo, hazlo porque desees hacerlo. Hazlo por
respeto, por educación, pero sobre todo para dejar bien claro que entiendes que
si has sido merecedor de alguna cosa, cualquier cosa, es tu deber dar las
gracias y que no hace falta comer pavo alrededor de una mesa para quince
personas.
Y ahora me toca a mí: Gracias por detenerte a leer estos
divagues nocturnos aunque no siempre tengan mucho sentido. Gracias por
interrumpir tu rutina y dedicarme unos minutos. Por estar del otro lado aunque
no nos podamos ver. Y, sobre todo, GRACIAS por darme un motivo para seguir
escribiendo.
Recordarte que hay un apartado por aquí debajo para que
dejes tu comentario y tu nombre (si quieres) y así poder compartir un poco más
este día que debería celebrarse todos y cada uno de los días del año.
Gracias.
Giulietta.