Una carta.
Es lo único que hace falta para hacer feliz a alguien un
lunes como cualquier otro.
Una carta escrita a mano como antes, como cuando los
ordenadores eran cosa de pocos. Se trata de una sorpresa, un regalo de valor
incalculable Se trata de mi, mi infancia y ella. Mi gran amiga.
Se trata de este cuento de dos, de esas historias que inventábamos
con un par de muñecos o con un escondite, aparentemente, indetectable. Es la
misma sensación que sentía por aquel entonces, es el mismo calor que
proporciona un hogar. Es una memoria gastada por el tiempo con ganas de jugar.
Con ganas de bajar a la explanada, con las llaves colgadas al cuello, y hacer
enfadar a las viejas que toman la siesta.
Se trata de la cantidad de veces que recorrí el pasillo a tu
casa. Se trata de la sonrisa de la ida y de la derrota de la vuelta para la
cena. Es este cuento que aparenta no tener final, pero que siempre parece que
lo va a conseguir, que el tiempo va a desgastar lo que va quedando de un amor
que a mí se me hacía de hermanas. Como el correcaminos, parece que el coyote
siempre tiene algo planeado para derrotarnos.
Pero también me toca pedirte perdón. No siempre fui tan
buena, no puedo ni siquiera describir lo increíblemente asombrosa que eras y lo
desquiciante que yo solía ser. Tengo que pedirte perdón porque soy la niña que
se iba sin juntar, la que salía corriendo cuando las cosas se ponían feas.
Ahora intento ser todas las cosas que debí haber hecho por
aquel entonces. Siempre me quedo para juntar, aunque se me venga la noche
encima. Siempre intento estar ahí “por si las dudas”. Siempre intento echar una
mano con la esperanza de volver a rozar la tuya.
Una vez más me dejas sin palabras... que el coyote nunca nos alcance, que este amor de hermanas no se termine nunca, aunque nos veamos poco, cuando retomamos el contacto parece que el tiempo no hubiera pasado, parece que fue ayer que nos dimos un abrazo. No hay nada que perdonar, nadie es perfecto y si pudiera volver el tiempo atrás y elegir a mi compañera de infancia, te elegiria a ti, sin ninguna duda. un beso gigante desde la distancia a mi segunda familia. los quiero y extraño mucho!!
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