¿De qué va la gente que reclama amor?
Es como dedicarse elogios a uno mismo. ¿Cuál es el fin? ¿Qué
los demás elogien tus propios elogios? ¿Qué adoren tu leguaje sofisticado y a
veces hiriente hacia ti mismo? ¿Qué te lleven la contraria al dedicarte malos
gestos?
No lo entiendo.
Es la peor forma de quedar en evidencia. De hacer saber al
resto que te amas por encima de todos pero que, para colmo, buscas la
confirmación en la boca ajena con falsos complejos de inferioridad.
El mundo parece cambiar drásticamente pero preservando las
viejas costumbres y los viejos hábitos de falsa cortesía. Porque así como uno
interpreta un papel de falsa víctima los receptores interpretan el papel de
simples falsos al afirmar o llevar la contraria a la falsa víctima intentando
animar algo que ya está “muy vivo”.
Y así es como echamos a bajo años de aprendizaje e
ingenuidad elevada a la máxima potencia. Interpretando papeles que no nos
gustan, viviendo una obra de teatro tras otra sin ensayo. Fieles actores y
actrices de medio pelo interpretando un falso papel, a veces de falsa víctima y
otras veces de simples falsos.
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