miércoles, 12 de febrero de 2014

Namaskar


           Después de un día agotador, me levanto un día más con la sensación de haber hecho algo increíble pero sintiendo que en realidad no debería ser así. No debería levantarme con este dolor en el pecho producto de los nervios no expresados por la apertura de un negocio que creo que me gusta mucho y del que conozco, entiendo, practico y trabajo lo que he ido aprendiendo este último año.

           Estoy emocionada a la par que nerviosa, por supuesto. Hoy doy mi primera clase de yoga y estoy tremendamente emocionada porque es un mundo laboral que desconocía hasta ahora. Eso de “ir al trabajo” para mi tenía que significar ir a un lugar al que tuvieses que aguantar a personas que no te agradan, haciendo algo que no te gusta. Pero para mi sorpresa comprendí que sí que se podía ir al trabajo con ganas pero con nervios. Nervios por querer hacerlo todo muy bien. Nervios por el desconocimiento parcial de que es lo que me encontraré y si sabré manejar la situación.

           De cualquier forma, siento que hoy estoy creando un trocito de mi historia, que hoy estoy haciendo algo diferente a lo que haría la mayoría de personas a mi edad. Estoy trabajando en algo que me hace crecer como persona, que me anima a seguir un poco más, a mejor cada día. Y aunque parezca que en mi cuerpo flotan sustancias alucinógenas, nunca he estado tan contenta y tan viva en toda mi vida y esto es algo que no todo el mundo puede decir.

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