miércoles, 5 de febrero de 2014

Too much.



          Lo quise, claro que lo quise. El problema está en él, en su régimen de aislamiento, en sus ganas continuas de verlo todo negro, en apartarme siempre cuando las cosas parecen ir bien.

          Se trata de lo que va quedando, del esfuerzo que he puesto para hacer las cosas bien, para no parecer enfadada o cansada. Pero es que a veces, como hoy, me es imposible no sentir rabia hacia él cuando sabe que siempre es el primero en contarme sus batallas sin sentido, como si fuese un niño.

         Se trata de mi y de ser siempre tan así, tan considerada, siempre tan en deuda con él y la realidad es que no estoy tan enfadada ni tan disgustada como quiero hacer parecer. La realidad, es que estoy cansada de que no pregunte ni como me encuentro, de que siempre sea una conversación monotemática y egocéntrica, y de que siempre, siempre que nos vemos, aunque ya no hayan tantos encuentros, parezca yo la mala, malísima, enfadada cuando sabemos, tu y yo, que lo mío ya es agotamiento. 

*    *    *

1 comentario: