domingo, 1 de junio de 2014

Demasiado loca de los gatos.



"Me mira.
¿Me lo estaré imaginando?
Me mira y sonríe.
Debo de estar completamente loca. 
Es demasiado guapo para mí."

             Sí, dirás que siempre me infravaloro pero es que tampoco he cultivado la autoestima necesaria como para mentirme descaradamente. Es demasiado para mí y probablemente ese sea el problema principal por el que sigo sola. Porque ellos, todos ellos, siempre son demasiado para mí: demasiado guapos, demasiado inteligentes, demasiado simpáticos, demasiado “demasiado”.

             Sé que me dirijo al camino de la locura propia de una soledad no buscada y que, probablemente, la loca de los gatos de los Simpsons solo sea el espejo de mi vida futura y que por eso los gatos deban ser mi próxima inversión puesto que es el único animal que soporto. ¿Para qué tanto esfuerzo si ya tengo un final?

Yo, los gatos y el silencio de una vida solitaria.

¿Es esto lo que quiero?

              Entonces, ¿por qué no encuentro las agallas que tienen todas las demás para plantarse delante de alguien y decirle que valgo mucho más de lo que me creo en realidad?, ¿por qué no soy capaz de enfrentarme al miedo a ser rechazada?

              Es siempre el temor, el miedo, el pánico de saber que siempre puede acabar peor.

              Me explico: es más duro recibir una crítica ajena, una dura, durísima, crítica ajena que aceptar la verdad que nos imponemos a nosotros mismos, en este caso: “no soy lo suficientemente guapa como para merecerle”.

              Este es el tema, no es que yo no sea guapa, ni que me mienta con frecuencia, es solo que temo la crítica de los demás, el miedo a ser rechazada, las risas, la burla...etc. y quién diga que todas estas cosas no le afectan miente.

              Siempre hay algo que dirán de nosotros que será tan hiriente que nos costará seguir adelante con la misma autoestima y con el mismo carácter. Siempre habrá alguna palabra o alguna frase que será demasiado dolorosa y en este caso demasiado podría ser realmente demasiado. Es en este momento cuando dejarás de temer convertirte en la loca de los gatos porque estarás tan concentrada en ocultar el dolor que ya no serás capaz de encontrar ninguna parte negativa a ese destino de tu vida futura planteado por los Simpsons. 


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