miércoles, 9 de octubre de 2013

"Josué" coma "raramente se equivoca"

Querido Josué:

           A pesar del pesimismo vivido durante las últimas semanas, pensé que quizás en el último momento podríamos olvidar que la distancia reinaría en estos días trágicos, cuando más te necesito a mi lado. Cuando más necesito tus siempre perturbadoras pero acertadas palabras.

           Yo tampoco cambiaría el día en que nos conocimos, fue como debió ser y no hay nada que decir al respecto. Reconozco que has sido un buen “profe” porque hoy, quizás intuyendo tu partida, “Robocop” ha decidido suicidarse. Pero nada que no pudiesen arreglar las manos de tu alumna.
           Muchas veces hemos dicho aquello de: “No podemos estar tan equivocados.” El mundo, Josué, vive en un error continuo y nosotros, ingenuos “ni-nis” equivocados, nos sumimos en una desesperación continua por entender algo de todo esto. Cualquiera que sea la razón de la equivocación del resto del mundo, nosotros nos entendemos y eso es lo que debería contar. ¿No?

            Al ver tus mensajes esta mañana comprendí el porqué de la urgencia del último reencuentro, pero he de confesar que las despedidas no son lo mío porque considero que ya han sido suficientes. Por eso, siempre que digo adiós prefiero pensar que es un “hasta luego”.

            Quisiera que tú también entendieses que te quiero, aunque el mundo sabe que no soy lo suficientemente valiente para decir estas dos palabras a la cara. A la de nadie. Quisiera que en esta distancia que nos separa no mirases la carencia del transporte, del wifi, de la compañía del otro. Quisiera que entendieses que en estos pocos kilómetros es donde se refuerza la amistad.
            Sobreviviremos a la soledad como hemos hecho antes, en los buenos y malos tiempos, entre la soledad tranquila de algún analgésico como “My Chemical Romance”. Aunque en el fondo recuerde todo lo que hemos hablado y que nadie más sabe.
            No voy a enfadarme cómo crees que haré. Me has sorprendido y esto raramente ocurre. No esperaba despertar con tus palabras y he de reconocer que me he emocionado.

            Quizás, y ojalá, recordemos este fabuloso período de tiempo, en un futuro, en la casa propia de alguno de nosotros, con una Coronita bien fría porque eso significará que nuestro poder adquisitivo ha aumentado considerablemente. Significará que podremos brindar con la satisfacción de un cambio a mejor prescindiendo de la cerveza “hasjhahssk” y el “FeeWay” (o FreezzyWay como prefieras).

           ¿Quién sabe cuando podrás leer estas palabras? ¿Quién sabe si alguna vez logro decirte con lujo de detalles lo mucho que te he necesitado durante tanto tiempo? ¿Quién sabe?
         Sin más, te dejo un caluroso abrazo y el deseo más sincero de volverte a ver.

Hasta luego,            

Giulietta.

2 comentarios:

  1. Hermosa carta, hermoso juego de palabras, sentimiento puro. Los elaborados diseños que estructuran la moldura en la ventana de tu mente, hace que sea extremadamente difícil echar un vistazo a través del cristal pulido, igual que encontrarte delante del mejor cuadro del mundo y no ser capaz de entender su significado porque has sido completamente hipnotizado por sus colores. ¿En qué piensas? Es el enigma que nos cuestionamos quienes nos asomamos a leer con fascinación convertidos en unos completos "ni-ni", "ni entiendo-ni discuto, solo busco leer".

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    1. "¿En qué pienso?" Llevo días pensando una respuesta que pueda siquiera acercarse a tu magnífico comentario, pero la realidad es que viendo la calidad de tus palabras las mías quedan absolutamente obsoletas. Y la demostración a esto es que no sé que decirte más que un simple, enorme y sincero gracias.

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