miércoles, 23 de octubre de 2013

PARTE 4 - El tiempo no perdona



         El sábado fui al karting. Hacía 
cuatro años que no me subía a uno y me agradó saber que había “avanzado” y que ahora podía conducir en una pista diferente con un kart más grande y bastante rápido. Lo que en realidad me quería decir aquel señor y aquel paseo es que ya me estaba haciendo vieja. Que el tiempo pasa para todos y que no perdona. Ni a mí ni a nadie.

          A parte de eso, pude disfrutar como nunca. Sentir el viento en la cara, el sonido del motor siendo acelerado, la adrenalina en las curvas cerradas, la velocidad, la noche despejada, los focos sobre mí…

          No se trata del placer material que es un regalo como ir a karting, se trata de lo quedó en mi a raíz del paseo. De todas esas sensaciones, de toda esa adrenalina. Se trata de la parte en la que salimos en familia, en la que nos reímos de nosotros mismos y en la que disfrutamos de forma inconsciente de los pequeños gestos gratuitos.

          Gracias Andrés por haberlo hecho mejor, por permitirme estar ahí aunque fuese tu premio. Gracias por dejarme ser partícipe de un regalo para ti, por ser parte de un recuerdo que ahora es tan importante para mí. Gracias.

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