jueves, 24 de octubre de 2013

PARTE 5 - "Kilo, Kilopondio"

         

          Aprovechando este “tour” por mi vida quería, si me lo permiten, echar la vista atrás, mirar el camino recorrido, poder comprobar que las dudas, las piedras, los obstáculos siguen ahí detrás donde los dejé y poder centrarme, por fin, en las cosas buenas del pasado.

         Nací, cosa que no recuerdo, crecí hasta los 5 años y desperté. De los 5 a los 8 tengo vagos recuerdos de familia, lugares y acontecimientos que están grabados en mí. Algunos sin razón ni explicación coherente y otros con mucho cariño y recuerdo.
         A los 8 años me dijeron que iba a viajar a un lugar donde era “verano todo el año”. Comparado con los inviernos de Uruguay el de aquí es una tarde de primavera. Hice un viaje que supuso 3 aviones, muchas lágrimas, mucha esperanza y  poco entendimiento.

         Fui a un colegio estupendo donde tuve que aprender a crecer “pasito a pasito”, pero no me puedo quejar porque ella sigue estando ahí. Fueron 3 años durísimos llenos de sonrisas.

         Fui a un instituto realmente increíble. Aunque esto no lo supe hasta que me fui. Pasé 6 años deseando escapar de allí, terminar todo de una vez y marcharme para nunca volver. Lo llamaba “prisión” y aunque en muchas asignaturas lo fue, por diferentes motivos o funcionarios, (ejem…), no puedo ocultar el hecho de que allí crecí y maduré hasta pudrirme del aburrimiento.
         Allí en “High School Viento” como decía Yuliet, conocí a algunos locos a los que adoré y con los que me “enralé”, con los que canté, reí, “puchúm” y con otros muebles de Ikea con los que ni viví, ni me interesó hacerlo.

         Es importante que me detenga aquí, en este período de 6 años, porque sin ese paréntesis el 80% de la Giulietta que soy ahora dejaría de existir. Aquí es cuando pasé de ser “la niña rara y silenciosa” a “Giulietta la habladora” la de: “¡Carmen, cierra la ventana que me congelo!”, la que oficiaba las bodas en la guagua a Jaca. Soy la culpable de “meter mucho fuego” en peleas ajenas, la enamorada de las tardes con “Lisa y su guitrarra”. (No puedo escuchar Plan White t’s sin acordarme de ti) y la niña que perdió el móvil y el diente en una fiesta a la que no quería ir. 

         Allá quedarán los “cumpleaños felices” en clase de Bea, los “Boicots” en clase de Elba, el “¡Alejandro, quita tus patas pa’ allá!”, “¡pero piensa Mikel, piensa!”,  “Don Limpio” y su puto círculo cromático, los chocolates de Auxi, las rarezas de José Vicente, “Los pulsadores de Pasapalabra de Yuliet”, los botellones y  negocios oscuros de “Conti”, el "RococÓ" de Antonio y los llantos en el baño de las chicas.
         “Total, para lo que nos quedaba en el convento…” ¿verdad Alejandro? Te lo dice una desastrosa presentadora de orlas.
          Es por eso por lo que es tan importante, porque son muchas cosas. Cosas muy, muy buenas.

A todos un “Kilo Kilopondio” de mi parte. 

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