El yoga ha entrado en mi vida. Esto es un hecho para muchos.
Para otros debe de ser algo realmente revelador y para la mayoría simplemente se
trata de algo que carece de importancia.
Sorprendentemente he descubierto que la vida tiene un lado
positivo. Lo tiene pero no en el extremo del fanatismo. Aún conservo el
dramatismo aunque he dejado un poco aquella negatividad que me acompañaba.
Apuesto a que muchos no me reconocerían ahora y menos cuando me pongo en mi
papel de metafísica analizando el karma de cada uno. Pero ese es otro tema.
Espero poder ser una buena profesora de yoga. Espero que, de
la misma manera que ha sucedido para mí, lo sea también para muchos otros y que
la vida y el universo me permitan hacerlo de la mejor manera posible.
Aprovecho para agradecer, también, a mis compañeros de yoga
que son estupendos. Gracias por dejarme llegar tarde, por ser así de
serviciales, así de cariñosos y por dejar a este “espíritu viejo” intentar
aprovechar esta magnífica oportunidad caída del cielo.
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