domingo, 29 de diciembre de 2013

¿Feliz...Navidad?


              Este año prácticamente no me he dado cuenta de que estamos en diciembre. Parece que los días pasan de dos en dos y a vences de tres en tres. El problema de esto es que la navidad, fin de año y todas estas fechas “complicadas”, se me han venido un poco encima.

              Pensaba que era un problema mío, desde que tengo tanto tiempo disponible los días se me pasan rápido aunque parezca mentira. Ahora tengo más tiempo para hacer aquellas cosas que antes no me podía permitir, pero es que parece que es un sentimiento general.  Que la crisis, los recortes, la corrupción desmesurada, los días de bajón…acompañan a todo el mundo allí a donde vayan y que eso del “ambiente navideño” ha quedado en el olvido.

             En mi casa, por ejemplo, nadie quería armar el árbol. Yo no lo podía entender. Todos los adornos están en una misma caja y el árbol es de fácil montaje, así que la excusa de que se tarda mucho tiempo no me vale. Y es que lo preocupantes fue ir preguntando a la gente y la respuesta era la misma: “Este año no he montado el árbol. Es el primer año que no lo pongo, pero ya estaba cansada.”

              Parece que es eso, la gente está cansada. Cansada de que se las mangonee a su antojo, de que todo tenga que ser como digan cuatro payasos y que si se dice que hay crisis, hay crisis y penuria y hambre y falta de dinero y pocas ganas de sonreír y pocas ganas de vivir y…

              Las navidades no son mis fiestas favoritas, ni de lejos. Más bien me he centrado en aborrecerlas cada año más, pero es como todo, el miedo a perder algo nos hace quererlo y es que el miedo a perder las cenas navideñas, la iluminación tan característica del árbol por las noches, los adornos por las casas, las calles…Sería aún más deprimente y parece que la gente ha terminado por aceptar este sentimiento como algo natural.

              De cualquier forma, me levanté el domingo 8 y armé el maldito árbol, con sus luces de colores y sus “chirimbolos” plateados y dorados. 

domingo, 22 de diciembre de 2013

Viejos tiempos, buenos tiempos.


            Después de despedirnos de aquella forma tan fugaz supe que si volvíamos a vernos en circunstancias parecidas ninguno de nosotros seríamos los mismos. Y aunque nos empeñásemos de forma sobrehumana en aparentar normalidad sabríamos que aquello que había tardado tanto en florecer ya estaba prácticamente marchito.

             Y es que, aunque la tristeza se apoderó de mi durante un segundo supe ver y comprender que quizás, y como siempre quizás, aquello iba a ser mejor para todos. Que quizás necesitábamos romper con el pasado para continuar explorando el futuro. Que, como se hace con las cosas, hay que deshacerse de lo viejo para dejar entrar lo nuevo aunque tengamos un apego casi enfermizo por esas cosas viejas que ya no utilizamos. 

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Florencia y Raúl


             “El día amanece soleado, para mi desgracia. No parece querer reflejar nunca mi estado de ánimo este tiempo tan caprichoso.

              Él sigue su camino, su vida, conmigo pero sin mí.

              Parece que le gusta eso de ir diciendo que hay alguien que le quiere y que se preocupa por él mientras sale con otras. Parece que le gusta eso de ser siempre él, él y él, no importa el orden. A sus ojos, debe parecer que a mí me gusta que me mienta, que me humille, que coquetee con otra. Parece, pero no.

              Hoy me he armado de valor. Hoy he decidido ponerle fin, por fin.

              Demasiadas dudas, demasiadas inseguridades, demasiado para demasiado poco. Así que ya, me rindo, sin más. Decido dejarlo, aunque él, el mundo, yo…sabe, sé que lo quiero. Aunque él ya me haya dejado con anterioridad, aunque ya me haya arrastrado por una segunda y tercera oportunidad.

               Las peleas no me sirven como excusa, ya últimamente ni eso hacemos. Supongo que esta es “la calma antes de la tormenta”.

               Me visto, me arreglo, lo llamo y me voy, con el corazón en un puño, con el miedo en el cuerpo, con la esperanza de que esto no le destroce demasiado sabiendo ya su historial. Esperando, como siempre he esperado por él, que me deje marchar en paz.

               Me voy para pedirle una nueva oportunidad pero esta vez para que me permita conocer a alguien que no me haga llorar cuando siento que no soy suficiente. Me voy con él sabiendo que a la vuelta volveré sola y se me llena el pecho con algo que denominé alivio.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Amor es comprensión.


           Amor es comprensión.

           Simplemente. Ya lo he dicho otras veces, amar es solo amarnos a nosotros mismos y al ideal que hemos elegido crear para la persona con la que estamos. Me explico, nosotros realmente no amamos, creemos hacerlo pero no. Amamos el ideal que hemos diseñado para esa persona por la que nos morimos, esa persona por la que sentimos una atracción sin sentido.

            Una vez pasada esta fase, cuando el ideal te demuestra que no lo es en absoluto, comienzas a ver a la otra persona tal cual es, sin idealismos, sin prejuicios, “sin máscaras ni cortinas de humo”. Comienzas a intentar buscarle un sentido a sus acciones. De alguna forma buscas el por qué de cada cosa que hace e intentas encontrar una solución coherente. Aunque muchas veces no coincida con tu opinión lo comprendes porque sabes que quieres estar con esa persona, porque te recuerdas una y otra vez que “por algo te enamoraste” de él o de ella.

            Y es eso. Simplemente. Comprensión. Comprendes por qué hace las cosas que hace, por qué dice las cosas que dice o por qué actúa de esa manera que a ti te gusta tan poco. Comprendes que es como es y le quieres así, sin idealismos. Le quieres, no le amas. Le comprendes y para mí esto ya es amor. 

miércoles, 11 de diciembre de 2013

"Exaltación Superlativa."

             

            He tenido un fin de semana atronador. No he parado ni un solo minuto, es más, se podría decir que mi “finde” comenzó el jueves ya que como aquí en España no hubo clase el viernes, todo el mundo estaba preparando fiestas y salidas.

             Pero el punto no es este, la cosa es que me las arreglé para que nada me coincidiese con nada. El jueves me pasé la tarde-noche en la casa de unos amigos. El viernes fui a pasar el día a las montañas al cumple de una amiga. El sábado me levanté a las siete para ir a yoga y me quedé por la tarde a tomar un té con los compañeros. Por la noche me tomé la guagua para ir al norte y salí con otros amigos. El domingo me lo dejé para dormir y descansar un poco hasta las seis que me fui otra vez a yoga y volví a casa como a las once o doce de la noche.

            Mi curiosidad surgió el lunes, cuando me levanté con el cuerpo destrozado y llenó de agujetas. Estaba cansada, me dolía todo el cuerpo, la cabeza me daba vueltas buscando alguna otra actividad pendiente que requiriese mi atención…en fin, un desastre, pero es que dentro de todo ese desastre me sentía feliz. Completamente feliz. Había hecho lo imposible para estar a la hora en todos los sitios, me había buscado la vida para coger las guaguas y enlazar todas las actividades, había preparado comida para la salida a las montañas y me había aprendido la clase de yoga para el sábado ya que me tocaba presentarla a mí.

            Y es que dentro de todo este caos yo tenía un orden milimetrado y con cada nueva actividad me sentía como más dispuesta a realizarla. Me decía “vamos que se te hace tarde”, “la guagua pasa dentro de quince minutos, voy a salir ya por si las dudas”, “voy a dejarme la ropa preparada para mañana” y cosas así.

             Hoy he tenido que subir a la azotea a lavar y colgar la ropa. He estado cuarenta y cinco minutos buscando excusas para retrasarlo y cuando he subido no he puesto ningún tipo de esfuerzo en poner la ropa cuidadosamente o centrarme en las cantidades de detergente. Cuando he subido la segunda vez a colgarla no me he molestado ni en poner las pinzas.

            Cinco horas más tarde tuve que ir a la ferretería a comprar una bisagra y he estado veinte minutos negociando con mi madre para que mandase a mi hermana. No hubo caso.

Dos acciones. Dos que no implican mucho esfuerzo.

             Dirán: “es que las cosas que uno hace para sí mismo y que encima le gustan, las hace de buen grado y de buena manera”. Pero es que a mí no me apetecía hacer todas las cosas que hice, o no me sentía preparada o estaba cansada o no era el momento adecuado, pero aún así lo hice y guardo muchos recuerdos y momentos que seguro que no se volverán a repetir.

             ¿Por qué las acciones cotidianas no despiertan el mismo ánimo? Entiendo que la tarea de la ropa no despierte un sentimiento de "exaltación superlativa", pero a mí me encanta caminar bajo la lluvia y hoy sorprendentemente ha llovido en Narnia, por lo que el paseo a la ferretería debería haberme agradado o eso debería haber despertado mis ganas de pasear. Pero no.

              Creo, después de todo este rollo, que lo que pasa en realidad es que no nos gusta que nos manden. No nos gusta acatar órdenes y eso es lo que suele ocurrir con las acciones cotidianas (por lo menos a mi me sucede así). Mi madre es la que suele decirme este tipo de cosas: “cuelga la ropa” “¿Puedes ir a la ferretería?” “¿Puedes ir a comprar el pan?” Pero es que cuando tengo que subir a lavar algo mío y estoy sola en casa eso es lo que tiene prioridad.

             Creo que se ha convertido en un tema demasiado hablado para lo básico que es. Así que solo diré lo siguiente: No me gusta que me manden. Está claro que prefiero dar la vuelta al mundo en guagua mientras hago las tareas que subir a colgar la ropa porque me lo dice mi madre. Y así con todo.

              Y creo que la clave está aquí. Deberían haberme enseñado que las cosas que no quiero hacer, aquellas cosas que parecen obligaciones, también tienen un claro beneficio para mí. Que en esa tanda de ropa había cosas mías y que lo que fui a buscar a la ferretería era algo indispensable para nuestro hogar.

Deberían haberme dicho que el “fin de semana” empezaba el jueves y que los lunes, martes y miércoles se cogen para hacer las tareas del hogar con una exaltación superlativa. 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

"No me lo tengas en cuenta."


Bueno, aquí está la respuesta más obvia de por qué no me dedico a la poesía, y creo que con esto termino por perder el sentido del ridículo. 


"Y si a la Luna le sobra un ombligo que me lo mande certificado.

Once rosas sin espinas a la puerta han llegado y, sin embargo, anhelo aquella que de noche se ha fugado.

Diez besos de desayuno mezclados con sonrisas pasajeras, la mesa queda puesta por si se hace larga la espera.

Nueve días de verano para acariciar tu cuello. Nach ya lo decía, “tú eres lo más bello.”

Ocho grados bajo cero enfrían hoy mi cuerpo, parece mentira que sea culpa de tus besos.

Siete tempestades en mis ojos, derraman cascadas de vergüenza.

Seis pasiones malvividas en esta noche hambrienta.

Cinco pasos sigilosos hasta la esquina de tu cama.

Cuatro caricias desgastadas sin esperar a la mañana.

Tres noches tormentosas para olvidar que te extraño.

Dos silencios encontrados que se baten hoy en duelo.

Una línea que separa estos dos mundos incompatibles. Un día para verte y otro para seguir extrañándote. Una noche fría. Un ojo que llora. Un día del año en el que no piense en ti. Una mirada, una caricia, un abrazo…no pido más."


domingo, 1 de diciembre de 2013

"Hoy me siento bien, mañana ya veremos."


            No sé si alguna vez te ha pasado, querido lector, que sientes que un día te comes el mundo, arrancas con todas las ganas, lo quieres todo y sientes que vas a tener un día estupendo y al siguiente te levantas un miércoles (por ejemplo) sintiendo que es lunes, con ganas de matar a alguien y pobre del desgraciado que se atreva a hablarte por la mañana.

             Así es como me he dado cuenta de lo “cambiantes” que somos los seres humanos. Un día somos unos dioses, la vida es estupenda y al siguiente todo es un desastre, la vida es una mierda, “déjame en paz”.

              Yo, que tengo una hermana, que vivo con ella todo el día y que dormimos en la misma habitación, veo esto muy claramente. Hay días en los que ella me mata con la mirada cuando hago alguna broma, otros en los que ella tiene el ánimo lúdico muy alto y quiere jugar a algo y yo me quiero enterrar en la cama. Hay días, muy pocos, en los que las dos coincidimos y nos llevamos muy bien y peleamos en broma, miramos alguna serie o película e incluso compartimos cotilleos. Los problemas empiezan cuando metemos a mi madre en estas “peleas de broma” y ella lo único que quiere es tirarnos por la ventana.

              No sé si se entiende mi punto de vista. Es que realmente yo tampoco sé que es lo que quiero reflejar exactamente. Es eso de que nadie tiene dos días iguales. Yo era todo negatividad, todos los días a todas horas. Unos días en un grado más alto que otros, pero siempre negatividad.

              Creo que me doy cuenta de todo esto ahora porque es cuando más “días felices” he tenido. Es el hecho de que ahora intento con todas mis ganas cambiar un poco, reír más, estar más contenta y dejar de lado aquella negatividad tan oscura y tan estresante que me acompañaba todos los días.


"Es esta cordillera de sentimientos que a veces son en bajada y otras en subida. Una veces nos encontramos en la cima sonriendo de satisfacción ante la vista y otras no encontramos al pie de la montaña más alta mirando hacia arriba con ganas de enterrarnos en la cama y no salir nunca más."

jueves, 28 de noviembre de 2013

"Thanksgiving Day"


             Hoy es el día de acción de gracias en Estados Unidos. Se celebra el cuarto jueves del mes de noviembre. Antiguamente se hacía una gran cena como agradecimiento por las buenas cosechas. Este es el motivo por el que no he subido nada ayer. Me ha parecido más conveniente subirlo hoy jueves.

             La razón de todo esto, más allá de ser la típica “Americanada”, de que sea el famoso día de Acción de gracias, (“Thanksgiving Day”), y de que sea de esas cosas que siempre salen en la tele, me ha parecido una buena oportunidad para recordar de alguna forma lo valioso que es dar las gracias por las cosas que obtenemos. Aunque ya he hablado un poco de esto en "Me cayó del cielo" solo se trataba de unas pocas experiencias personales.

             Y ahí está la cosa. Es dar las gracias lo que hace esta celebración tan famosa. Familiares reunidos alrededor de una mesa, cenando y dando las gracias por las cosas obtenidas durante el año. Y es que aquí hay dos claves fundamentales: el hecho de que se reúna la familia en mitad de semana, de que realicen viajes a través del país para estar todos reunidos y de que se haya convertido en una fiesta nacional. Y el otro lo importantísimo que es dar las gracias.

              Y es que debe serlo esto de “dar las gracias” porque Estados Unidos no se para así como así por algo. Es el hecho de que medio, por no decir todo, el país está parado: tiendas cerradas, día sin trabajar, puente el viernes…

              Muchas veces estamos tan inmersos en la rutina que no nos damos ni un minuto para parar y decir: “Uff, gracias por llegar por fin a casa” o “Gracias por la cena” o “Gracias por las cosas que me puedo permitir”o por recibir una simple sonrisa. Lo que quiero que veas, querido lector, es que no tiene que tratarse de nada religioso. Yo no soy creyente ni me han educado en ninguna religión específica. Quiero que veas que se puede estar agradecido con el mundo, con las cosas, con el Universo, sin necesidad de sentirnos ridículos ablando con un ser invisible y “aparentemente” omnipotente.  

              Después de todo este rollo, lo fundamental, lo imprescindible es que entiendas este mensaje que quiero darte: Da las gracias. No lo hagas porque te lo digo yo, hazlo porque desees hacerlo. Hazlo por respeto, por educación, pero sobre todo para dejar bien claro que entiendes que si has sido merecedor de alguna cosa, cualquier cosa, es tu deber dar las gracias y que no hace falta comer pavo alrededor de una mesa para quince personas.

               Y ahora me toca a mí: Gracias por detenerte a leer estos divagues nocturnos aunque no siempre tengan mucho sentido. Gracias por interrumpir tu rutina y dedicarme unos minutos. Por estar del otro lado aunque no nos podamos ver. Y, sobre todo, GRACIAS por darme un motivo para seguir escribiendo.

                Recordarte que hay un apartado por aquí debajo para que dejes tu comentario y tu nombre (si quieres) y así poder compartir un poco más este día que debería celebrarse todos y cada uno de los días del año.


Gracias. 
Giulietta.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Viernes Altruista


          El viernes me fui de “excursión”. Nada de paseos muy lejanos y caminatas largas con ropa deportiva por la montaña. Fue uno de esos momentos en los que te encuentras sentada en el sofá de uno de tus amigos y comienzas a hacer bromas sobre ir caminando a visitar a otro amigo al que el destino ha decidido desterrar. 

          A veces las bromas cobran seriedad y terminan “materializándose” o como en este caso: así es como terminamos cinco “chiquillos de pueblo” caminando a paso “juvenil” con un paquete de pipas para que no se nos secase la boca un viernes por la tarde. Todo muy inteligente. (Espero haber dejado claro el sarcasmo).

          La verdad es que fue una tarde mucho más interesante y movidita de lo que me esperaba. Empezando por el hecho de que salimos tarde, como siempre, de que hicimos bromas por todo el camino, como siempre, y que me encontraba rodeada de buena compañía. Y no siempre se puede decir esto, ¿verdad?

           En definitiva, la cosa quedó de la siguiente manera:
Cinco personas caminando por el borde de la carretera, comiendo pipas y haciendo bromas para hacer más ameno el trayecto a casa de Josué en el quinto pino, al lado de la piedra número cuatrocientos cincuenta y ocho mil quinientos veinticinco. Ahí.

           Pasamos una buena tarde e hicimos esto por él, por nuestro amigo perdido en el monte que dios ha dejado ahí para los destierros. De forma altruista decidimos coger una botella de agua y andar hasta su casa simplemente porque los viernes están para eso y supongo que los amigos también. Y esto terminó por confirmar que, a veces, los planes improvisados son los que mejor salen. 

          De cualquier forma, gracias. Gracias por hacer de esa tarde una gran tarde, por hacer de ese día un gran día y por hacer de mi vida un cuadro lleno de sonrisas. 

miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿De qué va la gente que reclama amor?


¿De qué va la gente que reclama amor?

         Es como dedicarse elogios a uno mismo. ¿Cuál es el fin? ¿Qué los demás elogien tus propios elogios? ¿Qué adoren tu leguaje sofisticado y a veces hiriente hacia ti mismo? ¿Qué te lleven la contraria al dedicarte malos gestos?

No lo entiendo.

         Es la peor forma de quedar en evidencia. De hacer saber al resto que te amas por encima de todos pero que, para colmo, buscas la confirmación en la boca ajena con falsos complejos de inferioridad.

         El mundo parece cambiar drásticamente pero preservando las viejas costumbres y los viejos hábitos de falsa cortesía. Porque así como uno interpreta un papel de falsa víctima los receptores interpretan el papel de simples falsos al afirmar o llevar la contraria a la falsa víctima intentando animar algo que ya está “muy vivo”.
        
         Y así es como echamos a bajo años de aprendizaje e ingenuidad elevada a la máxima potencia. Interpretando papeles que no nos gustan, viviendo una obra de teatro tras otra sin ensayo. Fieles actores y actrices de medio pelo interpretando un falso papel, a veces de falsa víctima y otras veces de simples falsos. 

domingo, 17 de noviembre de 2013

Vida, marea...lo que sea.

   


          El “desenvolvimiento espiritual”. Yo a veces prefiero llamarlo vida porque en realidad es lo que es. La vida es el desenvolvimiento espiritual sin fin. Poniéndolo en palabras puede parecer algo tedioso, un camino demasiado largo, demasiado pesado o demasiado difícil.

          Pero la realidad no es así, se trata de un camino “espiritual” en el que se supone que debemos encontrarnos a nosotros mismos y es por ello, aunque suene cruel, que debemos pasar por una serie de obstáculos o de piedras, (dependiendo de la metáfora). Se trata de avanzar y de seguir creciendo espiritualmente en esta vida embotellada en un cuerpo humano.

           A veces se trata solo de estas piedras que nos dificultan o nos merman la esperanza, pero no debemos olvidar que es parte del aprendizaje y que estas difíciles subidas y crueles bajadas son solo una parte de esta “vida” y que lo más importante es aprender a disfrutar del camino, dejar atrás las piedras y seguir avanzando. Porque debemos recordar que se trata de un camino que siempre tiende a ser ascendente.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

¿A qué aspira el ser humano?

Economía. Salud. Felicidad.
¿Por qué ese orden?

        Me explico. El lunes estaba en clase de metafísica, con un profe estupendo, súper positivo y gracioso. Es de esos que hacen muchas bromas para que te quedes con todo y, por supuesto, tiene muy buen sentido del humor. Pues en mitad de la clase nombró estas tres palabras. En ese orden. Me parece que la “auto-pregunta” que se hizo fue: “¿A qué aspira el ser humano?”. Ni siquiera me acuerdo qué fue lo que dijo después de todo aquello, “más rollo de ese metafísico”. El tema es que me quedé pensando en estas tres palabras.

        Pues bien. Él, que se supone que es tan positivo y que cree que la vida, Dios, la “Conciencia Cósmica” o “Parama Purusha” le van a traer todo lo que pida y desee, utiliza este orden de preferencia.

Yo creo que para explicarlo hay tres caminos:

CAMINO 1:
         Lo dijo conscientemente y por tanto lo más importante es la economía, el dinero y/o la “riqueza material”, (por decirlo de alguna manera). ¿Quiere decir que nosotros aspiramos principalmente a una “comodidad económica” y que el resto de cosas son secundarias? o que, siendo más extremistas, ¿es el dinero el que puede proporcionarnos las otras dos?
         Aunque todo el mundo sabe que Steve Jobs no se murió por falta de dinero. Aquí es donde se cae la teoría número 1 y él, que es tan bueno en la materia, tiene que haber llegado a la misma conclusión que yo. No es muy difícil.

CAMINO 2:
        Lo dijo en orden ascendente siendo, por tanto, la economía lo menos importante para nosotros y la felicidad la prioridad número uno.
        Me gustaría pensar que este es el orden correcto y que, aunque haya personas más materialistas o más egoístas que otras, todas aspiran a la felicidad.

CAMINO 3:
        A nadie le importan estos “rollos”. 
        Yo soy “ni-ni”. Mis padres me mantienen. Gozo de buena salud. Todo esto me importa un comino. Tengo hambre.

*   *   *

      

        Ya del amor ni hablamos. Ni siquiera lo puso como una prioridad porque se supone que el amor, (en estos rollos metafísicos), está en cada uno de nosotros y debemos transmitirlo a toda la humanidad. 


         Esta es la asignatura que más me está costando.

  

domingo, 10 de noviembre de 2013

Punto de Inflexión


        Me la encontré sentada en el mismo banco de siempre, con las manos entrelazadas y la mirada gacha. Me la encontré por casualidad, mientras yo misma reflexionaba sobre mis cosas.

           Parecía pequeña, más pequeña aún de lo que era para mí en este presente tan fugaz. La miré como quién mira a un desconocido y ella, percatándose de mi presencia, abrazó sus piernas y enterró la cara en sus rodillas.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?

-No lo sé. Simplemente estaba en clase y…-Esperé, pero no dijo nada más.

          ¿Cuál era la causa de su llanto? La intriga me comía por dentro.

          Permanecí de pie frente a ella, esperando por alguna otra explicación que nunca se produjo, porque entonces aquella muchacha triste levantó la cabeza y sus ojos, idénticos a los míos, se clavaron sobre mí.

          ¿Cuál era la causa de su llanto? ¿Cuál fue la causa de mi llanto?

          Mirándome a mi misma con los ojos del presente comprendí que aquel sueño, aquella irrealidad que había sido real años atrás, sólo quería mostrarme el nivel de estrés por el que estaba pasando por aquel entonces. Quería ilustrarme de forma precisa la cantidad enorme de diferencias que había entre las dos. Entre aquella débil muchacha que salía corriendo de clase de matemáticas para llorar a solas y la preocupada y siempre fiel mujer en la que me había convertido. 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Lo que me faltó decir


Una carta.

          Es lo único que hace falta para hacer feliz a alguien un lunes como cualquier otro.
          Una carta escrita a mano como antes, como cuando los ordenadores eran cosa de pocos. Se trata de una sorpresa, un regalo de valor incalculable Se trata de mi, mi infancia y ella. Mi gran amiga.

          Se trata de este cuento de dos, de esas historias que inventábamos con un par de muñecos o con un escondite, aparentemente, indetectable. Es la misma sensación que sentía por aquel entonces, es el mismo calor que proporciona un hogar. Es una memoria gastada por el tiempo con ganas de jugar. Con ganas de bajar a la explanada, con las llaves colgadas al cuello, y hacer enfadar a las viejas que toman la siesta.

         Se trata de la cantidad de veces que recorrí el pasillo a tu casa. Se trata de la sonrisa de la ida y de la derrota de la vuelta para la cena. Es este cuento que aparenta no tener final, pero que siempre parece que lo va a conseguir, que el tiempo va a desgastar lo que va quedando de un amor que a mí se me hacía de hermanas. Como el correcaminos, parece que el coyote siempre tiene algo planeado para derrotarnos.

        Pero también me toca pedirte perdón. No siempre fui tan buena, no puedo ni siquiera describir lo increíblemente asombrosa que eras y lo desquiciante que yo solía ser. Tengo que pedirte perdón porque soy la niña que se iba sin juntar, la que salía corriendo cuando las cosas se ponían feas.

        Ahora intento ser todas las cosas que debí haber hecho por aquel entonces. Siempre me quedo para juntar, aunque se me venga la noche encima. Siempre intento estar ahí “por si las dudas”. Siempre intento echar una mano con la esperanza de volver a rozar la tuya. 

sábado, 2 de noviembre de 2013

Y para no faltar a la costumbre, aquí voy de nuevo.

"Quizás es porque las dos fuimos siempre tan diferentes. Quizás fue porque tú eras más sincera, más correcta, más íntegra. Fue porque preferías sentirte bien contigo misma y con los que te rodeaban, mientras yo…siempre temí lo que los demás podían decir de mí y creo que ese ha sido el motivo por el que he tardado tanto en mostrarle a alguien más mis incontables divagues nocturnos. Aunque las dos sabemos que tú siempre fuiste la primera en leer algo mío, que fuiste la única que supo de la existencia de cualquier otro divague y creo que jamás te he dado las gracias."


                Querida amiga:

                Muchas gracias.

                Sé que a veces me paso escribiendo. Que las palabras a veces me faltan y otras veces se me desbordan. Que los sentimientos a través del ordenador no se pueden palpar.

                 Pero sé que los momentos siguen ahí, por lo menos así sucede en mí. Que los sentimientos están aún aquí conmigo. Sé que las mañanas no son lo que eran antes, en los buenos y viejos tiempos. Sé que son un montón de "sé" pero creí que sería importante que tú lo supieras también.

                 Los días se me pasan rápido, no como antes cuando todo era pesimismo en aquella prisión en la que nos conocimos, pero supongo que lo que salió de todo aquello aún perdura en mí. Que lo que crearon aquellos cuatro libros no siempre fue un simple fanatismo compartido.

                  Las cosas cambian tan rápido que me parece haber vivido aquella época en otro cuerpo, como otra persona, como otra niña. Sin embargo las cosas, recuerdos, cartas, momentos...siguen aquí. Algunos en hojas arrugadas que guardo como tesoros, otros en una "cajita negra" que aún conservo y que utilizo como "cajita fuerte". Algunos, borrosos, recuerdos con cariño, otros con vergüenza y emoción.

                  A pesar de "saber" todas estas cosas aún me queda recordarte lo más importante: 
te quiero amiga.

S.M.L

miércoles, 30 de octubre de 2013

"Me cayó del cielo"

           

                Ayer fui a yoga. Estaba en mitad de una torsión acostada cuando comencé a pensar en las cosas que me habían ido pasando desde que me encontré con Bea en el supermercado, más concretamente desde que estoy en yoga.

            Se trata de esos pequeños momentos en los que te das cuenta de que las cosas gratis son las que más se disfrutan y más aún cuando te caen del cielo o te pasa algo “increíble”.

            Es el hecho de que justo en el año que crees que tienes perdido, descubres una herramienta llena de positivismo que te da la oportunidad de buscar un trabajo. Es la casualidad de hablar con alguien que te ofrece ir a un curso GRATUITO acerca de todos estos temas, que de repente se convierten en fundamentales para tu vida diaria y cotidiana.

            Es acompañar a alguien a cobrar su premio y llevártelo también. Es pensar en la guitarra y que te salga un “súper-profe”, es no esperar nada y recibir un regalo de valor incalculable. Son las cosas que te llueven y por las que nunca sueles dar las gracias de forma adecuada porque te faltan las palabras.

           Es ese momento en el que levantas la vista y dices: 
“Es increíble, ayer estaba pensando en la forma de reunir el dinero para  vernos y hoy estás aquí.” 

domingo, 27 de octubre de 2013

PARTE 8 - Domingo 27, día 8

             

             Y ahora estoy aquí, nadando en un mar de divagues nocturnos, preguntándome que será de mi mañana o pasado, o el año que viene.

 ¿Qué me deparará la vida?

              Si echamos la vista atrás me doy cuenta de que ha sido un año lleno de locura. Me ha tocado crecer y madurar, (por fin), a base de golpes y constantes caídas. He tenido que tomar decisiones que nunca me había planteado. Estoy haciendo yoga cosa que nunca me imaginé que haría, hice muy buenos amigos en la facultad (mi gran temor), me enfadé conmigo misma, lloré, reí, canté, me morí de vergüenza, “puchúm” y vuelta al presente.
              Ahora estoy de nuevo aquí, en este “limbo emocional” y lleno de preguntas, manteniéndome a flote, para no ahogarme, en este vaso de agua.

             ¿Qué será de mí? ¿Qué más me dejará escribir la vida? Y la pregunta más importante, ¿a quién le importa?

             De domingo a domingo, este especial nacido de la soledad de esta muchacha que siempre va de gris. El miércoles renovaré como siempre y luego el domingo y así sucesivamente.
              Esta “semana por capítulos” ha hecho que este 19 no me parezca tan aterrador ni tan solitario ni tan…tan. Desde mi último resquicio de cordura te agradezco haber pasado conmigo esta semana tan especial y tan cargada de recuerdos. 

              Con este sentimentalismo tan desconocido para mí: muchas gracias y
hasta luego.

sábado, 26 de octubre de 2013

PARTE 7 - "Horandelas, la selva y maravilloso."

    

                Mis “Pipupipupius”, mis “horandelas”, mis locos “Villanos favoritos”, mis “cerecillas”. ¿Qué hubiese sido sin ustedes en esa selva llena de “guarronas” en leggins, acosadores con acento madrileño y ataques de papiroflexia?

                ¿Cómo hubiese sobrevivido a las clases de Antonio?, ¿Con quién hubiese hecho “ingeniería de cafetería?, ¿Con quién hubiese estado en profundidad de periscopio?, ¿Con quién me hubiese atiborrado a frutos secos y café?, ¿Con quién hubiese comentado el atractivo tan poco común de Papá Oso?, ¿Con quién hubiese escuchado la música de “Pielsuave”?, ¿Con quién?

                Sin olvidarnos de los montaditos, nuestra base central, nuestra oficina, ni tampoco de las heridas en manos y pies en una excursión por el Confital, ni el magnífico atardecer posterior. Pero bueno, esto ya lo he dicho antes en: "Narnia y otras formas de destierro".

                Ha sido un año lleno. Lleno de tantas cosas y sin embargo siguen estando ahí y yo sigo estando aquí, en Narnia, extasiada de tanto amor y guardando la esperanza cada semana para que nos volvamos a ver.

               Los echo de menos incluso cuando todo me parece “maravilloso”.



viernes, 25 de octubre de 2013

PARTE 6 - De "Narnia" a "la Selva"


           Y me fui de ahí, con el corazón en un puño, con el temor de no hacer amigos, con el miedo en el cuerpo y el alma encogida. Si el instituto era una cárcel, aquello era la selva.

            Me subí a una guagua, sin saber muy bien que más hacer. Subí a Tafira depositando en aquel camino todas mis esperanzas.  Yo quería ser ingeniera, por lo menos llevaba mucho tiempo diciendo que quería serlo. No había plan B.

           Sabiendo o sin saberlo me convertí en vidente y anticipé muchas malas jugadas. Esta vez, el destino no me perdonó y me fue muy difícil admitir mi fracaso. Yo quería llegar a ser alguien, algo. Algo más que la Giulietta tan simple, mundana y carente de cualquier don, especialidad o característica fantástica.

           Pero no importó nada lo que yo quería porque caí, caí y caí.

           Menos mal que los tenía a ellos…

jueves, 24 de octubre de 2013

PARTE 5 - "Kilo, Kilopondio"

         

          Aprovechando este “tour” por mi vida quería, si me lo permiten, echar la vista atrás, mirar el camino recorrido, poder comprobar que las dudas, las piedras, los obstáculos siguen ahí detrás donde los dejé y poder centrarme, por fin, en las cosas buenas del pasado.

         Nací, cosa que no recuerdo, crecí hasta los 5 años y desperté. De los 5 a los 8 tengo vagos recuerdos de familia, lugares y acontecimientos que están grabados en mí. Algunos sin razón ni explicación coherente y otros con mucho cariño y recuerdo.
         A los 8 años me dijeron que iba a viajar a un lugar donde era “verano todo el año”. Comparado con los inviernos de Uruguay el de aquí es una tarde de primavera. Hice un viaje que supuso 3 aviones, muchas lágrimas, mucha esperanza y  poco entendimiento.

         Fui a un colegio estupendo donde tuve que aprender a crecer “pasito a pasito”, pero no me puedo quejar porque ella sigue estando ahí. Fueron 3 años durísimos llenos de sonrisas.

         Fui a un instituto realmente increíble. Aunque esto no lo supe hasta que me fui. Pasé 6 años deseando escapar de allí, terminar todo de una vez y marcharme para nunca volver. Lo llamaba “prisión” y aunque en muchas asignaturas lo fue, por diferentes motivos o funcionarios, (ejem…), no puedo ocultar el hecho de que allí crecí y maduré hasta pudrirme del aburrimiento.
         Allí en “High School Viento” como decía Yuliet, conocí a algunos locos a los que adoré y con los que me “enralé”, con los que canté, reí, “puchúm” y con otros muebles de Ikea con los que ni viví, ni me interesó hacerlo.

         Es importante que me detenga aquí, en este período de 6 años, porque sin ese paréntesis el 80% de la Giulietta que soy ahora dejaría de existir. Aquí es cuando pasé de ser “la niña rara y silenciosa” a “Giulietta la habladora” la de: “¡Carmen, cierra la ventana que me congelo!”, la que oficiaba las bodas en la guagua a Jaca. Soy la culpable de “meter mucho fuego” en peleas ajenas, la enamorada de las tardes con “Lisa y su guitrarra”. (No puedo escuchar Plan White t’s sin acordarme de ti) y la niña que perdió el móvil y el diente en una fiesta a la que no quería ir. 

         Allá quedarán los “cumpleaños felices” en clase de Bea, los “Boicots” en clase de Elba, el “¡Alejandro, quita tus patas pa’ allá!”, “¡pero piensa Mikel, piensa!”,  “Don Limpio” y su puto círculo cromático, los chocolates de Auxi, las rarezas de José Vicente, “Los pulsadores de Pasapalabra de Yuliet”, los botellones y  negocios oscuros de “Conti”, el "RococÓ" de Antonio y los llantos en el baño de las chicas.
         “Total, para lo que nos quedaba en el convento…” ¿verdad Alejandro? Te lo dice una desastrosa presentadora de orlas.
          Es por eso por lo que es tan importante, porque son muchas cosas. Cosas muy, muy buenas.

A todos un “Kilo Kilopondio” de mi parte. 

miércoles, 23 de octubre de 2013

PARTE 4 - El tiempo no perdona



         El sábado fui al karting. Hacía 
cuatro años que no me subía a uno y me agradó saber que había “avanzado” y que ahora podía conducir en una pista diferente con un kart más grande y bastante rápido. Lo que en realidad me quería decir aquel señor y aquel paseo es que ya me estaba haciendo vieja. Que el tiempo pasa para todos y que no perdona. Ni a mí ni a nadie.

          A parte de eso, pude disfrutar como nunca. Sentir el viento en la cara, el sonido del motor siendo acelerado, la adrenalina en las curvas cerradas, la velocidad, la noche despejada, los focos sobre mí…

          No se trata del placer material que es un regalo como ir a karting, se trata de lo quedó en mi a raíz del paseo. De todas esas sensaciones, de toda esa adrenalina. Se trata de la parte en la que salimos en familia, en la que nos reímos de nosotros mismos y en la que disfrutamos de forma inconsciente de los pequeños gestos gratuitos.

          Gracias Andrés por haberlo hecho mejor, por permitirme estar ahí aunque fuese tu premio. Gracias por dejarme ser partícipe de un regalo para ti, por ser parte de un recuerdo que ahora es tan importante para mí. Gracias.

martes, 22 de octubre de 2013

PARTE 3 - Espíritu Viejo


           El yoga ha entrado en mi vida. Esto es un hecho para muchos. Para otros debe de ser algo realmente revelador y para la mayoría simplemente se trata de algo que carece de importancia.

           Sorprendentemente he descubierto que la vida tiene un lado positivo. Lo tiene pero no en el extremo del fanatismo. Aún conservo el dramatismo aunque he dejado un poco aquella negatividad que me acompañaba. Apuesto a que muchos no me reconocerían ahora y menos cuando me pongo en mi papel de metafísica analizando el karma de cada uno. Pero ese es otro tema.

           Espero poder ser una buena profesora de yoga. Espero que, de la misma manera que ha sucedido para mí, lo sea también para muchos otros y que la vida y el universo me permitan hacerlo de la mejor manera posible.

           Aprovecho para agradecer, también, a mis compañeros de yoga que son estupendos. Gracias por dejarme llegar tarde, por ser así de serviciales, así de cariñosos y por dejar a este “espíritu viejo” intentar aprovechar esta magnífica oportunidad caída del cielo. 

lunes, 21 de octubre de 2013

PARTE 2 - De tormentas y cumpleaños

  
           Voy a cumplir 19 este 23 de octubre. Todo un acontecimiento.

           Nunca he disfrutado de ningún cumpleaños. No me llaman la atención y menos este que de especial tiene poco.

“Me encantan las buenas oportunidades, las saludo con la mano mientras las veo pasar.”

           No va por el tópico de hacerse mayor, de ver pasar los años y las oportunidades. Lo mío pasa por la celebración en sí, por la cara que debo poner, por los gestos que debo hacer…me parece todo tan fingido que no consigo pasármelo bien ni decir nada coherente. Parece que la celebración es para el resto, para reírse de ti y sumirte en una vergüenza que culmina con el “cumpleaños feliz”. A mí a veces me suena a marcha fúnebre, pero bueno…
           Estoy algo decepcionada conmigo misma. Esperaba más de mí. Esperaba poder cerrar algunos capítulos de mi vida que aún siguen abiertos e inacabados, pensaba tachar algunos puntos de la lista de “cosas para hacer” pero ahí están, pendientes.
           Esperaba un año así, lleno de emociones…como una montaña rusa. Esperaba que la vida, el destino o el universo me enseñasen una parte “inspiradora” con la que pudiese crecer un poquito más. Pero aún estoy atrapada en este “limbo emocional” y las dudas y el miedo me acompañan casi constantemente.

           A pesar de todo, me he podido permitir muchas cosas y es algo para agradecer. Porque aunque en estos días parezca mentira, siempre que he estado en medio de una tormenta ha habido alguien que me tendía un paraguas. 

domingo, 20 de octubre de 2013

PARTE 1 - Domingo 20, día 1

             
             Como cada domingo les traigo una entrada, lo que esta va a ser algo complicada porque va un poco por partes. Les explico. 
             Esta semana es realmente especial. Ya lo ha sido y lo será. Primero, quería gradecer a todos aquellos que se han podido permitir unos “minutitos” para leer las locuras que se me ocurren a ratos y porque para alguien como yo, que poco sabe de la vida y que poco esperaba cuando empezó, este camino es muy enriquecedor y digno de agradecer.
             Así que he pensado en subir una entrada por día, durante esta semana, para celebrar y agradecer varias cosas. Les animo a que comenten y critiquen.
             Este ha sido un año complicado, por decirlo suavemente. Muchas cosas, muchas decisiones, muchas lágrimas…pero ahí estaba yo contándoles mis miserias y divagues tardíos, y de alguna forma sentí que me podían entender o algo así…no sé.

             Por eso y por todo, gracias. Muchas gracias. 

             Así que...¿Preparados?