miércoles, 26 de febrero de 2014

Te extraño.

          

           Parece que te pierdo, que lo vivido en el pasado ya no significa nada. Que todas esas horas, esos minutos, esos ratos, se pierden en el tiempo sin que contabilicen. Parece que los días son demasiado largos y las noches demasiado cortas pensando en nosotros.

           Parece que el tiempo que le dedico a los recuerdos que van quedando de lo nuestro no tiene cabida en el almanaque de mi vida. Parece que esto mismo, mi vida, corre en una línea paralela a nosotros y que el mundo, nuestro mundo, siempre ha sido imaginario. Que tú, mi perfecto idealizado tu, sigues viviendo en la habitación oscura de mi mente y que no vas a aparecer jamás.

           Parece que la espera se me va a hacer eterna si sigo aferrada a los recuerdos, a las noches, los días y las lágrimas, a las horas, los minutos y los ratos que compartí a tu lado. Parece que cada día te extraño más y te quiero menos.   

           Parece. 

domingo, 23 de febrero de 2014

" From the deep blue sea to the dark blue sky."


           "Permanece sentada en un banco solitario con vistas a ninguna parte. El viento sacude su cabello en una dirección sin sentido. Se encoge en su asiento intentando buscar algo de calor pero la tarde, demasiado fría, no da tregua alguna.

           Lágrimas de impotencia luchan por escapar de sus ojos claros. Miradas nubladas que se cruzan con desconocidos. Trágicos y cálidos recuerdos del pasado invaden la mente de una muchacha con el alma rota.
 
           Él no va a aparecer.

           Quizás la afirmación de un hecho ya visible haya sido la causante de esta tristeza fundamentada. Pero lo malo, como siempre, era esa sensación de sentirse diminuta, de llorar sin querer en público, de esta soledad no buscada.

           Era haber depositado unas esperanzas vanas en un muchacho "X" al que por tanto amar se le había roto el alma."

miércoles, 19 de febrero de 2014

Voy a romper las ventanas - Love of Lesbian



Porque me encanta y punto. 
:)

"Cuatro mil días después de aquel año obcecado... 
detecto que al fin te dignaste 
a cumplir con la cita inaudible. 
Y me alegro... y me enfado a la vez. 

Después de estudiar con cuidado este caso 
ejerciendo a la vez de fiscal y abogado... 
de juez imparcial, 
sentencio lo nuestro... 
diciendo que el fallo más grande 
pasó por guardar 
solamente los días más gratos 
y olvidar los demás. 

Mirarte de frente. 
Admito en voz alta... 
que no pocas veces he sido tentado 
en coger la esperanza 
y lanzarla sin más a la fosa común... 
donde yacen los sueños... 
que nos diferencian."

Voy a romper las ventanas - Love of Lesbian




sábado, 15 de febrero de 2014

Espirales de angustia y el FUTURO


      El futuro.

           Ese ser desconocido al que solemos temer y nombrar en vano.

           El futuro para mí, además de incierto, se ha convertido en ese monstruo debajo de la cama.

           ¿Cuál es la decisión que he de tomar? ¿A qué me voy a dedicar? ¿Qué voy a hacer? No tengo nada claro y el tiempo corre, como siempre, en mi contra. Parece que he de sacarme una respuesta de la manga para que todos dejen de preguntarme qué mierda es lo que haré el próximo año.

          No lo sé. Soy de esa clase de personas inseguras que se han dedicado a vivir sueños que parecían suyos, sueños quizá prestados o impuestos. No sé.

          Lo que sé, es que llevaba seis años repitiendo que quería ser ingeniera, que “si uno hace lo que de verdad quiere y le gusta todo le va a ir bien”. Llevaba seis años repitiéndome que aquello, (aquella matanza que fue ingeniería), era mi única meta, mi único futuro y ahora, en este año parcialmente sabático, hinco los codos pensando en cuál va a ser mi siguiente meta. No hay nada, ningún sueño, ninguna carrera por la que sienta aquella determinación tan feroz que sentía por entonces por ingeniería.

         Por tanto, si una desconoce que es lo que quiere hacer, ¿cómo pretenden que vuelva a meterme en aquella espiral de angustia que fue para mí la universidad?

miércoles, 12 de febrero de 2014

Namaskar


           Después de un día agotador, me levanto un día más con la sensación de haber hecho algo increíble pero sintiendo que en realidad no debería ser así. No debería levantarme con este dolor en el pecho producto de los nervios no expresados por la apertura de un negocio que creo que me gusta mucho y del que conozco, entiendo, practico y trabajo lo que he ido aprendiendo este último año.

           Estoy emocionada a la par que nerviosa, por supuesto. Hoy doy mi primera clase de yoga y estoy tremendamente emocionada porque es un mundo laboral que desconocía hasta ahora. Eso de “ir al trabajo” para mi tenía que significar ir a un lugar al que tuvieses que aguantar a personas que no te agradan, haciendo algo que no te gusta. Pero para mi sorpresa comprendí que sí que se podía ir al trabajo con ganas pero con nervios. Nervios por querer hacerlo todo muy bien. Nervios por el desconocimiento parcial de que es lo que me encontraré y si sabré manejar la situación.

           De cualquier forma, siento que hoy estoy creando un trocito de mi historia, que hoy estoy haciendo algo diferente a lo que haría la mayoría de personas a mi edad. Estoy trabajando en algo que me hace crecer como persona, que me anima a seguir un poco más, a mejor cada día. Y aunque parezca que en mi cuerpo flotan sustancias alucinógenas, nunca he estado tan contenta y tan viva en toda mi vida y esto es algo que no todo el mundo puede decir.

Doña Ella.


           Ella me molesta.

           Ella me molesta y no, no es mi hermana.

           Es la clase de persona con la que dudo que pudiese llegar a convivir ni un día. Me enerva y me pone los pelos de punta con su perfección tan absolutamente imperfecta. Odio que siempre esté sacando los defectos y los errores de todo el mundo.

           Tan distantes la una de la otra. Yo, quizás siendo egoísta, creo que soy siempre correcta, ya lo he dicho, pero es que ella no puede callárselo, parece que la sangre se le va a hervir si no te corrige esa frase que no la convence, ese color que no llega a ser completamente naranja u ese carácter que no le gusta.

            Dios, la taquicardia que padezco de forma reciente coincide con el tiempo que hace que la conozco y que la tengo que aguantar. Es pero no lo es. Es complicado de explicar.

            Debe de haber tenido una vida difícil, haber pasado por etapas complicadas, por situaciones completamente adversas y quizá lo hace sin maldad. Puedo llagar a entender eso, pero es que me canso. Mucho. Estoy agotada de tener que aguantar y aguantar y corregir y cambiar y quitar y poner y…

            La aprecio. Dentro de todo lo hago. Ella me ha dado una oportunidad porque de entre muchos compañeros me eligió a mí e independientemente de cuáles hayan sido sus motivos me eligió y se lo agradezco, pero agradecería aún más que contemplase todo ese esfuerzo extra que estoy poniendo con mi trabajo para un sueño que en realidad es de ella. 

miércoles, 5 de febrero de 2014

Too much.



          Lo quise, claro que lo quise. El problema está en él, en su régimen de aislamiento, en sus ganas continuas de verlo todo negro, en apartarme siempre cuando las cosas parecen ir bien.

          Se trata de lo que va quedando, del esfuerzo que he puesto para hacer las cosas bien, para no parecer enfadada o cansada. Pero es que a veces, como hoy, me es imposible no sentir rabia hacia él cuando sabe que siempre es el primero en contarme sus batallas sin sentido, como si fuese un niño.

         Se trata de mi y de ser siempre tan así, tan considerada, siempre tan en deuda con él y la realidad es que no estoy tan enfadada ni tan disgustada como quiero hacer parecer. La realidad, es que estoy cansada de que no pregunte ni como me encuentro, de que siempre sea una conversación monotemática y egocéntrica, y de que siempre, siempre que nos vemos, aunque ya no hayan tantos encuentros, parezca yo la mala, malísima, enfadada cuando sabemos, tu y yo, que lo mío ya es agotamiento. 

*    *    *

domingo, 2 de febrero de 2014

Fríos recuerdos en febrero



           Después de despedirnos con cuidado, sabiendo que probablemente no nos volveríamos a ver a corto plazo, me di cuenta de que realmente ninguno de ellos, ninguna de ellas, esperaba como yo una amistad eterna. Que ninguno, ninguna, a corto plazo tendría ganas de un nuevo reencuentro.

           Sé que en noviembre las calles empezaban a enfriarse y que nosotros, bien o mal, manteníamos el calor de la amistad de aquel grupo grande, unido, que muchos veían inalcanzable, quizás porque ya habían habido demasiados grandes momentos, demasiadas risas y palabras clave, en clave, que alguien nuevo no llegaría nunca a entender.

           Pero ya para diciembre el declive casi total se hizo más que evidente. Quizás fue por la ausencia de uno de los “grandes”, por la lejanía del trayecto o por, como ya he dicho, la carente emoción ante un posible reencuentro.

           Sea como sea, un año nuevo empezó. Desconozco que es lo que vendrá para nosotros a partir de ahora. Quizás me sorprendan y podamos vernos de nuevo sin esa necesitad casi enfermiza por las discotecas y la música estridente armada, como de costumbre, con silenciador de palabras.

          O quizás, simplemente, me toque como siempre seguir alimentándome de recuerdos aunque yo tampoco esté tan segura de desear más de un reencuentro sabiendo, como sé, que ni somos los mismos ni las palabras clave siguen teniendo el mismo significado.

          A pesar de todo, y como siempre, doy las gracias a aquel grupo tan loco que durante años curó, sin saber, heridas con risas.