domingo, 2 de noviembre de 2014

Mi Constante en el Tiempo


            Será que nos come el tiempo y que echamos desesperadamente de menos aquellas viejas épocas en las que viajábamos a la piscina en los veranos calurosos. Será que compartíamos literatura variada o que tú te comías los libros y a mí me gustaba intentar seguirte el ritmo. No sé.

            La cosa es que siempre apareces. Siempre. Nos entra la nostalgia en los cumpleaños y nos mandamos, como antes, aquellos testamentos de las cosas que no nos atrevíamos a decir y de todas aquellas cosas buenas y malas que nos habían ido pasando a lo largo del año. Tenemos que reconocer que lo nuestro son las letras y que no se nos da muy bien eso del “cariño excesivamente afectivo”.

             Me gusta pensar que sigue siendo así, aunque yo siempre sea la peor de las dos. Soy siempre la que deja las cosas para lo último, la que se olvida de nuestras visitas veraniegas y a la que le cuesta arriesgar. Te debo más de lo que soy capaz de recordar y tú siempre estás al pie del cañón. Me pregunto por qué, si no he sido nunca una amiga modélica y siempre me recuerdo que cuando tuve que estar a tu lado porque debía ser así, elegí incorrectamente pasar mis recreos al lado de alguien que solo era veneno. En ese momento no escuché tus palabras y, querida amiga, créeme que me arrepiento.

             En fin, no quería que este cumpleaños pasase sin dedicarte unas líneas como antes, aunque las cosas ya no sean iguales, aunque nos tengamos que ver siempre por casualidad, aunque el tiempo haya pasado para las dos…espero que por lo menos nos siga quedando esto, que es lo mejor que conservo de aquella época.

             Espero que algún día logres perdonar mis incontables errores. Espero que sigamos manteniendo esta tradición y que, de verdad, esta década que te espera esté llena de éxitos. 

             P.D. No puedo creer que haya pasado un año. 
ILSM