jueves, 28 de noviembre de 2013

"Thanksgiving Day"


             Hoy es el día de acción de gracias en Estados Unidos. Se celebra el cuarto jueves del mes de noviembre. Antiguamente se hacía una gran cena como agradecimiento por las buenas cosechas. Este es el motivo por el que no he subido nada ayer. Me ha parecido más conveniente subirlo hoy jueves.

             La razón de todo esto, más allá de ser la típica “Americanada”, de que sea el famoso día de Acción de gracias, (“Thanksgiving Day”), y de que sea de esas cosas que siempre salen en la tele, me ha parecido una buena oportunidad para recordar de alguna forma lo valioso que es dar las gracias por las cosas que obtenemos. Aunque ya he hablado un poco de esto en "Me cayó del cielo" solo se trataba de unas pocas experiencias personales.

             Y ahí está la cosa. Es dar las gracias lo que hace esta celebración tan famosa. Familiares reunidos alrededor de una mesa, cenando y dando las gracias por las cosas obtenidas durante el año. Y es que aquí hay dos claves fundamentales: el hecho de que se reúna la familia en mitad de semana, de que realicen viajes a través del país para estar todos reunidos y de que se haya convertido en una fiesta nacional. Y el otro lo importantísimo que es dar las gracias.

              Y es que debe serlo esto de “dar las gracias” porque Estados Unidos no se para así como así por algo. Es el hecho de que medio, por no decir todo, el país está parado: tiendas cerradas, día sin trabajar, puente el viernes…

              Muchas veces estamos tan inmersos en la rutina que no nos damos ni un minuto para parar y decir: “Uff, gracias por llegar por fin a casa” o “Gracias por la cena” o “Gracias por las cosas que me puedo permitir”o por recibir una simple sonrisa. Lo que quiero que veas, querido lector, es que no tiene que tratarse de nada religioso. Yo no soy creyente ni me han educado en ninguna religión específica. Quiero que veas que se puede estar agradecido con el mundo, con las cosas, con el Universo, sin necesidad de sentirnos ridículos ablando con un ser invisible y “aparentemente” omnipotente.  

              Después de todo este rollo, lo fundamental, lo imprescindible es que entiendas este mensaje que quiero darte: Da las gracias. No lo hagas porque te lo digo yo, hazlo porque desees hacerlo. Hazlo por respeto, por educación, pero sobre todo para dejar bien claro que entiendes que si has sido merecedor de alguna cosa, cualquier cosa, es tu deber dar las gracias y que no hace falta comer pavo alrededor de una mesa para quince personas.

               Y ahora me toca a mí: Gracias por detenerte a leer estos divagues nocturnos aunque no siempre tengan mucho sentido. Gracias por interrumpir tu rutina y dedicarme unos minutos. Por estar del otro lado aunque no nos podamos ver. Y, sobre todo, GRACIAS por darme un motivo para seguir escribiendo.

                Recordarte que hay un apartado por aquí debajo para que dejes tu comentario y tu nombre (si quieres) y así poder compartir un poco más este día que debería celebrarse todos y cada uno de los días del año.


Gracias. 
Giulietta.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Viernes Altruista


          El viernes me fui de “excursión”. Nada de paseos muy lejanos y caminatas largas con ropa deportiva por la montaña. Fue uno de esos momentos en los que te encuentras sentada en el sofá de uno de tus amigos y comienzas a hacer bromas sobre ir caminando a visitar a otro amigo al que el destino ha decidido desterrar. 

          A veces las bromas cobran seriedad y terminan “materializándose” o como en este caso: así es como terminamos cinco “chiquillos de pueblo” caminando a paso “juvenil” con un paquete de pipas para que no se nos secase la boca un viernes por la tarde. Todo muy inteligente. (Espero haber dejado claro el sarcasmo).

          La verdad es que fue una tarde mucho más interesante y movidita de lo que me esperaba. Empezando por el hecho de que salimos tarde, como siempre, de que hicimos bromas por todo el camino, como siempre, y que me encontraba rodeada de buena compañía. Y no siempre se puede decir esto, ¿verdad?

           En definitiva, la cosa quedó de la siguiente manera:
Cinco personas caminando por el borde de la carretera, comiendo pipas y haciendo bromas para hacer más ameno el trayecto a casa de Josué en el quinto pino, al lado de la piedra número cuatrocientos cincuenta y ocho mil quinientos veinticinco. Ahí.

           Pasamos una buena tarde e hicimos esto por él, por nuestro amigo perdido en el monte que dios ha dejado ahí para los destierros. De forma altruista decidimos coger una botella de agua y andar hasta su casa simplemente porque los viernes están para eso y supongo que los amigos también. Y esto terminó por confirmar que, a veces, los planes improvisados son los que mejor salen. 

          De cualquier forma, gracias. Gracias por hacer de esa tarde una gran tarde, por hacer de ese día un gran día y por hacer de mi vida un cuadro lleno de sonrisas. 

miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿De qué va la gente que reclama amor?


¿De qué va la gente que reclama amor?

         Es como dedicarse elogios a uno mismo. ¿Cuál es el fin? ¿Qué los demás elogien tus propios elogios? ¿Qué adoren tu leguaje sofisticado y a veces hiriente hacia ti mismo? ¿Qué te lleven la contraria al dedicarte malos gestos?

No lo entiendo.

         Es la peor forma de quedar en evidencia. De hacer saber al resto que te amas por encima de todos pero que, para colmo, buscas la confirmación en la boca ajena con falsos complejos de inferioridad.

         El mundo parece cambiar drásticamente pero preservando las viejas costumbres y los viejos hábitos de falsa cortesía. Porque así como uno interpreta un papel de falsa víctima los receptores interpretan el papel de simples falsos al afirmar o llevar la contraria a la falsa víctima intentando animar algo que ya está “muy vivo”.
        
         Y así es como echamos a bajo años de aprendizaje e ingenuidad elevada a la máxima potencia. Interpretando papeles que no nos gustan, viviendo una obra de teatro tras otra sin ensayo. Fieles actores y actrices de medio pelo interpretando un falso papel, a veces de falsa víctima y otras veces de simples falsos. 

domingo, 17 de noviembre de 2013

Vida, marea...lo que sea.

   


          El “desenvolvimiento espiritual”. Yo a veces prefiero llamarlo vida porque en realidad es lo que es. La vida es el desenvolvimiento espiritual sin fin. Poniéndolo en palabras puede parecer algo tedioso, un camino demasiado largo, demasiado pesado o demasiado difícil.

          Pero la realidad no es así, se trata de un camino “espiritual” en el que se supone que debemos encontrarnos a nosotros mismos y es por ello, aunque suene cruel, que debemos pasar por una serie de obstáculos o de piedras, (dependiendo de la metáfora). Se trata de avanzar y de seguir creciendo espiritualmente en esta vida embotellada en un cuerpo humano.

           A veces se trata solo de estas piedras que nos dificultan o nos merman la esperanza, pero no debemos olvidar que es parte del aprendizaje y que estas difíciles subidas y crueles bajadas son solo una parte de esta “vida” y que lo más importante es aprender a disfrutar del camino, dejar atrás las piedras y seguir avanzando. Porque debemos recordar que se trata de un camino que siempre tiende a ser ascendente.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

¿A qué aspira el ser humano?

Economía. Salud. Felicidad.
¿Por qué ese orden?

        Me explico. El lunes estaba en clase de metafísica, con un profe estupendo, súper positivo y gracioso. Es de esos que hacen muchas bromas para que te quedes con todo y, por supuesto, tiene muy buen sentido del humor. Pues en mitad de la clase nombró estas tres palabras. En ese orden. Me parece que la “auto-pregunta” que se hizo fue: “¿A qué aspira el ser humano?”. Ni siquiera me acuerdo qué fue lo que dijo después de todo aquello, “más rollo de ese metafísico”. El tema es que me quedé pensando en estas tres palabras.

        Pues bien. Él, que se supone que es tan positivo y que cree que la vida, Dios, la “Conciencia Cósmica” o “Parama Purusha” le van a traer todo lo que pida y desee, utiliza este orden de preferencia.

Yo creo que para explicarlo hay tres caminos:

CAMINO 1:
         Lo dijo conscientemente y por tanto lo más importante es la economía, el dinero y/o la “riqueza material”, (por decirlo de alguna manera). ¿Quiere decir que nosotros aspiramos principalmente a una “comodidad económica” y que el resto de cosas son secundarias? o que, siendo más extremistas, ¿es el dinero el que puede proporcionarnos las otras dos?
         Aunque todo el mundo sabe que Steve Jobs no se murió por falta de dinero. Aquí es donde se cae la teoría número 1 y él, que es tan bueno en la materia, tiene que haber llegado a la misma conclusión que yo. No es muy difícil.

CAMINO 2:
        Lo dijo en orden ascendente siendo, por tanto, la economía lo menos importante para nosotros y la felicidad la prioridad número uno.
        Me gustaría pensar que este es el orden correcto y que, aunque haya personas más materialistas o más egoístas que otras, todas aspiran a la felicidad.

CAMINO 3:
        A nadie le importan estos “rollos”. 
        Yo soy “ni-ni”. Mis padres me mantienen. Gozo de buena salud. Todo esto me importa un comino. Tengo hambre.

*   *   *

      

        Ya del amor ni hablamos. Ni siquiera lo puso como una prioridad porque se supone que el amor, (en estos rollos metafísicos), está en cada uno de nosotros y debemos transmitirlo a toda la humanidad. 


         Esta es la asignatura que más me está costando.

  

domingo, 10 de noviembre de 2013

Punto de Inflexión


        Me la encontré sentada en el mismo banco de siempre, con las manos entrelazadas y la mirada gacha. Me la encontré por casualidad, mientras yo misma reflexionaba sobre mis cosas.

           Parecía pequeña, más pequeña aún de lo que era para mí en este presente tan fugaz. La miré como quién mira a un desconocido y ella, percatándose de mi presencia, abrazó sus piernas y enterró la cara en sus rodillas.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?

-No lo sé. Simplemente estaba en clase y…-Esperé, pero no dijo nada más.

          ¿Cuál era la causa de su llanto? La intriga me comía por dentro.

          Permanecí de pie frente a ella, esperando por alguna otra explicación que nunca se produjo, porque entonces aquella muchacha triste levantó la cabeza y sus ojos, idénticos a los míos, se clavaron sobre mí.

          ¿Cuál era la causa de su llanto? ¿Cuál fue la causa de mi llanto?

          Mirándome a mi misma con los ojos del presente comprendí que aquel sueño, aquella irrealidad que había sido real años atrás, sólo quería mostrarme el nivel de estrés por el que estaba pasando por aquel entonces. Quería ilustrarme de forma precisa la cantidad enorme de diferencias que había entre las dos. Entre aquella débil muchacha que salía corriendo de clase de matemáticas para llorar a solas y la preocupada y siempre fiel mujer en la que me había convertido. 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Lo que me faltó decir


Una carta.

          Es lo único que hace falta para hacer feliz a alguien un lunes como cualquier otro.
          Una carta escrita a mano como antes, como cuando los ordenadores eran cosa de pocos. Se trata de una sorpresa, un regalo de valor incalculable Se trata de mi, mi infancia y ella. Mi gran amiga.

          Se trata de este cuento de dos, de esas historias que inventábamos con un par de muñecos o con un escondite, aparentemente, indetectable. Es la misma sensación que sentía por aquel entonces, es el mismo calor que proporciona un hogar. Es una memoria gastada por el tiempo con ganas de jugar. Con ganas de bajar a la explanada, con las llaves colgadas al cuello, y hacer enfadar a las viejas que toman la siesta.

         Se trata de la cantidad de veces que recorrí el pasillo a tu casa. Se trata de la sonrisa de la ida y de la derrota de la vuelta para la cena. Es este cuento que aparenta no tener final, pero que siempre parece que lo va a conseguir, que el tiempo va a desgastar lo que va quedando de un amor que a mí se me hacía de hermanas. Como el correcaminos, parece que el coyote siempre tiene algo planeado para derrotarnos.

        Pero también me toca pedirte perdón. No siempre fui tan buena, no puedo ni siquiera describir lo increíblemente asombrosa que eras y lo desquiciante que yo solía ser. Tengo que pedirte perdón porque soy la niña que se iba sin juntar, la que salía corriendo cuando las cosas se ponían feas.

        Ahora intento ser todas las cosas que debí haber hecho por aquel entonces. Siempre me quedo para juntar, aunque se me venga la noche encima. Siempre intento estar ahí “por si las dudas”. Siempre intento echar una mano con la esperanza de volver a rozar la tuya. 

sábado, 2 de noviembre de 2013

Y para no faltar a la costumbre, aquí voy de nuevo.

"Quizás es porque las dos fuimos siempre tan diferentes. Quizás fue porque tú eras más sincera, más correcta, más íntegra. Fue porque preferías sentirte bien contigo misma y con los que te rodeaban, mientras yo…siempre temí lo que los demás podían decir de mí y creo que ese ha sido el motivo por el que he tardado tanto en mostrarle a alguien más mis incontables divagues nocturnos. Aunque las dos sabemos que tú siempre fuiste la primera en leer algo mío, que fuiste la única que supo de la existencia de cualquier otro divague y creo que jamás te he dado las gracias."


                Querida amiga:

                Muchas gracias.

                Sé que a veces me paso escribiendo. Que las palabras a veces me faltan y otras veces se me desbordan. Que los sentimientos a través del ordenador no se pueden palpar.

                 Pero sé que los momentos siguen ahí, por lo menos así sucede en mí. Que los sentimientos están aún aquí conmigo. Sé que las mañanas no son lo que eran antes, en los buenos y viejos tiempos. Sé que son un montón de "sé" pero creí que sería importante que tú lo supieras también.

                 Los días se me pasan rápido, no como antes cuando todo era pesimismo en aquella prisión en la que nos conocimos, pero supongo que lo que salió de todo aquello aún perdura en mí. Que lo que crearon aquellos cuatro libros no siempre fue un simple fanatismo compartido.

                  Las cosas cambian tan rápido que me parece haber vivido aquella época en otro cuerpo, como otra persona, como otra niña. Sin embargo las cosas, recuerdos, cartas, momentos...siguen aquí. Algunos en hojas arrugadas que guardo como tesoros, otros en una "cajita negra" que aún conservo y que utilizo como "cajita fuerte". Algunos, borrosos, recuerdos con cariño, otros con vergüenza y emoción.

                  A pesar de "saber" todas estas cosas aún me queda recordarte lo más importante: 
te quiero amiga.

S.M.L