domingo, 12 de abril de 2015

" Derrotados son los que dejan de luchar "


           A pesar de saber que el fin estaba cerca, me resistí a seguir nadando y malgastando mis últimas fuerzas en algo que ya estaba perdido.

           El cansancio iba venciendo y cada paso a dar se me hacía un imposible.

           Desconocer el futuro solo alimentaba mi angustia y desesperación. Decidí entonces armarme de valor y empezar a afrontar mis problemas sin "PRE-ocupaciones". Decidí, que si realmente quería terminar de nadar el espacio que me faltaba tenía que dejar de dedicarle a mis problemas un tiempo que no se merecían.

          A partir de entonces, reanudé mi camino pensando únicamente en la meta. 

domingo, 15 de marzo de 2015


En consecuencia, confiaba en que el tiempo pondría todo en su sitio de nuevo, y me limité a estar a su lado sin pedirle nada. No tomé esta decisión como una rectificación de mi vida, sino como una nueva oportunidad. 
- Ana

El Clan de los Peter Panes - Rosa Peña

domingo, 8 de marzo de 2015

“El que enamorado está del mar, entenderá mis palabras.”


            Tras una semana larguísima, llega el domingo solitario de “relax” en el que dedico la mayor parte del tiempo en llenarme de energía para capear otra semana, otro temporal. Es por eso que después de haber dudado tanto conseguí meter mis apuntes, las llaves y la cartera en el bolso y partir hacia la costa más cercana.

             No creo que la elección de mi destino haya sido una casualidad. De vez en cuando, el cuerpo me pide desconectar de todo lo que me ata a cualquier tipo de responsabilidad y después de 20 años comienzo a entender que el único remedio es el sonido del viento, el olor a salitre y la tranquilidad que despierta el mar.

            Comienzo a realizar que cuando las malas noticias cruzan la costa, la impotencia de no saber cómo actuar hace que intente buscar las respuestas entre la arena revuelta de la orilla. Hace que, durante un rato, tenga una ocupación que me mantenga distraída del resto de problemas a mi alrededor.

           Y es que al fin comprendo que el mar me tranquiliza porque hace que la distancia parezca más corta.  

domingo, 1 de marzo de 2015

"En el ojo de esta tormenta sin lluvia..."


“Puede que fuera mejor así…Quizá más vale acabar de forma abrupta, cortar mientras la llama aún está encendida, que llegar a ese punto en que la ternura se convierte en amabilidad, la necesidad en simple obligación. Mejor echar algo de menos que acabar echándolo de más. Prefiero la nostalgia a la rutina.” – Cristina

“Amor, curiosidad, prozac y dudas”- Lucía Etxebarría


          Y es que me está pasando algo como lo que le pasaba a la protagonista de la historia: yo, al igual que Cristina comencé a dejar todas aquellas relaciones que se encontraban ardiendo de forma latente en mi vida. Sin darme cuenta, los fui alejando uno a uno hasta acabar rodeada de un silencio demasiado ruidoso.

           Comencé por ese amor pasajero de otoño, por los amigos locos de la casa del desahogo, por las viejas amistades de colegio, por los fieles del norte y por mis allegados más íntimos. Fui acortando el radio hasta quedarme en el centro del círculo de las relaciones de mi vida. Sola, con el silencio que tanto pedía, con la soledad que me hacía falta…con la tristeza del pasado.

           Dejé de lado el yoga, los domingos de espiritualidad compartida, las tardes de frío en alguna casa ajena, las sorpresas de alguna compañía.

           Dejé de lado todo aquello que me había hecho tan feliz. Abandoné a su suerte a todos los que temía perder. Cómo es la vida, ¿eh? Dejamos escapar aquello que tememos perder por ser egoístas e inconformistas, por no saber lo que queremos o por no saber distinguir el momento en el que lo queremos.

           Ahora estoy en esta situación: en el medio de mi círculo desolador, necesitando como antaño el abrazo de alguna amistad que me perdone, rogando por alguna de aquellas risas de verano que me saque de esta soledad.   

domingo, 8 de febrero de 2015

Semanas Complicadas


A pesar de haber creído honestamente que el fin último de mi desesperación podría conmigo, he sobrevivido.

La vida ha continuado sin percatarse lo más mínimo de mi estado sentimental y es que, aunque creí que el mundo se pararía a mi lado para contemplar mis desastres, todo siguió igual excepto yo.

Al final los problemas tienen el valor que queramos darles y aunque en aquel momento no haya podido encontrar ningún mal mayor para tranquilizarme, ahora comprendo que tampoco era para tanto.

domingo, 1 de febrero de 2015

" The Pretender "


No  pude superarlo.

No pude contenerme.

           Esta vez no pude guardar la ira y la rabia. No pude contener las emociones que aquel fracaso produjo y creí, irracionalmente, que no existía castigo peor que aquel.

           El esfuerzo, el tiempo invertido, la seguridad que había cultivado para aquel momento…todo se fue por el sumidero cuando salí de aquella sala. Todo quedó en silencio y en aquel silencio solo estaba yo: torturándome con imágenes del momento fatídico, culpándome de no ser suficiente, de no haber sido capaz de ver la otra cara de la moneda.

          Estaba convenciéndome de que no había nada peor, de que merecía todo aquello porque no había dado lo suficiente.

          Después de todas las enseñanzas, de todas las herramientas que había ido obteniendo a lo largo de mi año sabático me asusté al comprender que nada de aquello era suficiente para contener el ataque de llanto que supuso aquel fracaso. No fui capaz de convencerme de que lo malo tenía que suceder por alguna razón y que era mi obligación encajar ese golpe con la mayor endereza posible.

No fui capaz de dejar de llorar.

No fui capaz de contenerme y esconder el dolor.

           Comprendí que, de alguna forma, había retrocedido al pasado donde la ira y la rabia eran mi único motor y me asustó tanto volver a ser aquella persona, volver a aquella época oscura llena de dolor, que me obligué a olvidar algo que no tengo superado. Y es que aún ahora, después de haber pasado por todo esto y todo aquello, me sigo culpando de no haber sido suficiente.

domingo, 18 de enero de 2015

9 de Diciembre de 1905

“Créeme, Mary: algún día seré el hombre al que dirigiste esas cartas. Quiero ser, con toda la fuerza de mi corazón y de mi alma, el hombre que piensas que soy.” 
-
Khalil Gibran a Mary Haskell.

Cartas de amor del profeta

domingo, 11 de enero de 2015

La despedida del reencuentro.


“Miradas encontradas llenas de tristeza no buscada que se evitan con dolor.
Cuatro entes deambulantes que persiguen sombras sin dueño…”

           Somos nosotros, vagando  inconscientes por la casa sin saber qué hacer. Buscamos tras las esquinas las caras conocidas que nos hacían sonreír y ocultamos las lágrimas amargas que resbalan al anochecer con la creciente esperanza de que nos volvamos a ver.

“…Y es que el dolor de esta dura despedida nos ha dejado sin aliento.”